Las primeras imágenes de Raquel Sánchez Silva y Matías Dumont vieron la luz en el año 2014, meses después de la muerte de Mario Biondo. La presentadora acababa de mudarse de la calle Magadela - piso en el que vivía con su exmarido - a la calle Génova, en el centro de la capital, cuando fue fotografiada saliendo del portal con su nueva pareja. Se conocieron en el programa 'La incubadora de los negocios', un formato que presentó la de plasencia en el que se ayudaban a jóvenes que quieran emprender en la vida laboral.
Matías Dumont nació en Argentina, tiene diez años más que la presentadora y es productor de cine y televisión. "La mejor decisión que he tomado en mi vida ha sido tirarle los trastos a mi chica, madre de mis hijos", dijo en una de las pocas declaraciones públicas que ha hecho sobre su vida privada. En aquel momento, el productor aseguró que Raquel era "la mujer más increíble" y que era "muy lindo" tener hobbies en común con ella, ya que a los dos les gustan los deportes y los viajes, entre otras muchas cosas.
Desde entonces han sido contadas las ocasiones en las que han hablado públicamente de su relación. En el año 2015, poco después de comenzar su historia de amor, Raquel Sánchez Silva se quedaba embarazada de sus dos hijos y cumplía su sueño de ser madre a través de tratamientos de fertilidad. Bruno y Mateo, los mellizos, nacían en septiembre y formaban así una familia de cuatro. En este vídeo puedes ver cómo es por dentro la casa en la que viven actualmente:
Seis años después de comenzar su relación, la presentadora sorprendía a través de sus redes sociales con una emotiva declaración de amor en público al padre de sus hijos. Este gesto, que se ha producido en contadas ocasiones, llegó en plena pandemia. Raquel utilizó su cuenta de Instagram para promocionar el trabajo de su pareja, que había producido una nueva película.
"No me puedo sentir más feliz, orgullosa y emocionada por la fuerza y resiliencia que demuestra en cada momento. Por eso, cuando todo se ponía en contra y el mundo se paraba, Matías decidió, una vez más, nadar a contracorriente. Y cuando la inactividad o la prudencia eran lo más seguro, él pensó que lo mejor era lo más difícil : hacer, creer, arriesgar y confiar", declaró en aquel momento.