Acabábamos de entrar en los 2000 cuando un Miguel Bosé que tenía como leit motiv blindar su vida personal nos abrió una rendija de su intimidad con 'El hijo del Capitán Trueno'. Con esta canción nos presentaba a un crío que, como bien decía la letra, "nunca fue un hijo digno del padre, salió poeta y no fiera, hijo de su madre". Una forma de ponerle melodía a su tormentosa relación con Luis Miguel Dominguín sobre la que ahora se explaya en sus memorias, una autobiografía que se extiende hasta que con 22 se subió a su primer escenario y en la que narra cómo fue crecer en el "Olimpo", cómo fue vivir con dos dioses de sombra demasiado alargada en una casa donde se escuchó demasiadas veces la frase "el niño se va a volver maricón".
Este viraje a contarnos una vida que fue demasiado intensa nos ha permitido conocer de primera mano cómo era Miguel antes de convertirse en adulto. Sus primeros amores, las ausencias en una familia donde el eje central era su "tata", la lucha por mostrarse tal cual era en un franquismo donde sus apellidos pesaban. Y en este revoltijo de testimonios nos encontramos un día clave en su proceso de madurez: cuando perdió la virginidad con una mujer.
Fue con Amanda Lear, la "musa" de Dalí, en la casa del pintor. Allí estaban tanto los dos implicados como el anfitrión, su mujer Gala, su padre y Pablo Picasso, íntimo amigo de los Bosé. Y tal y como le ha contado a Nuria Roca en su programa, todos "estaban presentes" en esta íntima situación que, en palabras del cantante, fue urdida por Luis Miguel Dominguín. "Estaban todos ahí. Lo urdieron de alguna manera porque mi padre estaba harto de que no catara mujer", ha contado con naturalidad, volviendo a retratar al torero como un hombre que buscaba con ansia en su heredero la viribilidad y la hombría que él siempre se negó a devolverle.
"Tenía ganas y urgencia de que me iniciase y así poder compartir, tal vez, otras cosas con él. Él tuvo mucho que ver en esa historia. Sucedió así, una tarde, y Amanda y yo seguimos menteniendo una hermandad, una complicidad enorme", le ha manifestado a la presentadora en esta entrevista donde se abre en canal y en la que se ha negado a hablar de su polémico punto de vista con la pandemia, motivo por el que Miguel ha zanjado cada uno de los encuentros que ha tenido con los periodistas que han charlado con él para promocionar su libro.
Quizá esas ansias de Luis Miguel Dominguín (con el que se reconcilió en sus últimos treinta años de vida) de acercarse a su hijo en este sentido se cumplieron hasta tal punto que, como ha expresado Miguel en cada una de sus entrevistas, hubo un tiempo en el que competían por algunas mujeres. "Alguna me llevé yo. Mi padre cuando se ponía al acecho no había nada que hacer, fuese la que fuese, tuviese la edad que tuviese. Era un verdador conquistador, depredador, don Juan", ha expresado con rotundidad.