Que Pablo Motos diese positivo en covid-19 no solo provocó su ausencia en la tele, algo que no había sucedido en quince años. Esta complicada situación provocada por el virus y que le llevó a alejarse de los focos le obligó a aislarse y extremar (aún más) la precaución en su amplia casa para no poner en peligro a la familia. “Dijimos que el que tuviera la covid-19 se quedaría con la cama buena”, acordó con su mujer antes de que esto sucediese. Y así lo vivieron, con sus más y sus menos, separados por una pared para lograr con éxito que Laura Llopis, su compañera de vida, no se contagiase.
Su nombre siempre ha estado presente en sus intervenciones, pero ahora que ha reivindicado esa 'bendita paciencia' que tuvo con él cuando la pandemia entró en su casa hemos decidido saber más sobre ella. Ponemos cara a una de las personas que trabajan desde la sombra para que el show que conduce y produce su marido brille cada noche.
Su relación se remonta muchos años antes de crear el espacio al que han acudido decenas de estrellas internacionales a promocionar sus proyectos. Motos desempeñaba sus labores en Onda Cero cuando vio por primera vez a su mujer y desde entonces han estado mano a mano en todas las aventuras profesionales emprendidas por el de Requena. “Nos conocimos en la radio, en Valencia, yo estaba de presentador y ella en producción”, rememoraba cómo se originó su historia de amor. “A mí me gustaba, pero ella pasaba. El desprecio más grande se queda en nada comparado con el de ella”, seguía recordando con su particular sentido del humor. “Un día pensé que no podía morirme sin besarla”.
Pablo no estaba dispuesto a rendirse y puso todo el empeño posible para conquistar a Laura, que no se lo habría puesto nada fácil al inicio de su relación. "Una vez comentó que hacía mucho frío, y yo salí corriendo y le compré un calefactor. Entonces, por primera vez me miró, la miré y surgió el flechazo”, relataba la anécdota ante la atenta mirada de sus inseparables compañeras, Trancas y Barrancas. Igual de pintoresco e inolvidable fue su primer beso, que tuvo lugar en el coche del presentador. “Entramos en una rotonda y le pregunté si le gustaba o no. Ella me dijo ‘bueno’… Y ya no tomé ni la rotonda, me fui recto, paré y la besé”.
Sus caminos no se han separado desde ese fortuito beso en la carretera y han sabido combinar trabajo y amor. Llopis es coordinadora de guiones y comprende mejor que nadie que el coqueteo de Motos con algunas de sus invitadas es parte del juego. “Mi mujer me dice que las bese, o que les bese. Eso forma parte del show (…) Durante ese tiempo, me está permitido todo. Ni soy celoso ni mi chica lo es”, confesaba. Laura no solo es consciente de que su actitud forma parte del espectáculo, sino que también admira su profesionalidad y cómo prepara el programa con la misma ilusión y mimo cada día. "El guion no vale de nada hasta que lo hace suyo. Debe conquistar al entrevistado y no conozco a nadie tan riguroso como él”, declaraba en una entrevista para ‘Teleprograma’.
El valenciano no solo trabaja con su mujer, también lo hace con sus dos hijastras, Cristina y Laura Correa, fruto de una relación pasada de ella. “Una es guionista y la otra está en atrezzo. Son guapísima, dos chicas con talento y, sobre todo, muy buenas personas”, comentaba Pablo en una entrevista concedida a Bertín, a quien reconocía que se reservaba los sábados para desconectar completamente de todo lo referido a la televisión.
El periódico ‘El País’ publicaba hace unos meses que el matrimonio, que cuenta con casas en Xàbia (Alicante) y en Requena (Valencia), reside en un piso de 300 metros cuadrados ubicado en el barrio madrileño de Salamanca. Un inmueble cuyo valor se aproximaría a los dos millones de euros al estar muy cerca del Retiro y al tratarse de un edificio histórico. A través de las redes sociales de Pablo, que las utiliza en la mayoría de ocasiones para cosas relacionadas con el show, hemos podido contemplar algunas partes de su casa: despacho funcional, salón en tonos claros, detalles de algunos de sus invitados o la famosa pared decorada con guitarras en las que realizaba sus conexiones en directo.