"Cuando respiro y cuando me muevo es como si tuviera una aguja dentro todo el tiempo. Me hace sentirme un poco mareado porque es doloroso". Rafael Nadal describía el pasado domingo, tras caer en la final de Indian Wells ante Taylor Fritz, lo que sentía dentro de su cuerpo. El parte médico tras someterse a un TAC desvelaba que padece "una fisura de estrés del tercer arco costal izquierdo". Es decir, que no podrá pisar las pistas hasta mayo, ya que deberá estar entre cuatro y seis semanas de baja.
Será ausencia en Montecarlo y el Conde de Godó. Y es duda en Madrid. Llegar en plena forma al Roland Garros es su propósito. "No son buenas noticias y no me esperaba esto. Estoy hundido y triste porque tras el inicio de temporada que he tenido tan bueno, llegaba a una parte muy importante del año con muy buenas sensaciones y buenos resultados", detallaba el tenista en un comunicado. "Siempre he tenido ese espíritu de lucha y superación y lo que sí haré es tener paciencia y trabajar duro tras mi recuperación", explicaba tras conocer el parte médico.
Mery Perelló, su mujer, será su principal apoyo en estos complicados momentos. Más aun si se tiene en cuenta que este parón de mes y medio llega en una de las mejores temporadas de Rafa Nadal. Tras un invierno inmejorable, en el que ha logrado 20 victorias consecutivas y tres títulos, la primavera se presentaba dorada. Mientras asumen su cruda realidad, nosotros recordamos detalladamente cómo surgió el flechazo entre ellos cuando eran unos adolescentes con sueños prometedores.
La historia de este matrimonio parece extraída de una película romántica. Un amor que surgió en las aulas y con la hermana de Rafa como celestina. Mery se formó en el colegio Pureza de María de Manacor, la misma escuela a la que asistía Maribel Nadal. Ambas se hicieron íntimas, y la chispa entre Rafa y ella surgió de inmediato. Empezaron su relación en 2005, época clave para el deportista, que empezaba a ser uno de los mejores de su profesión. Xisca -abreviatura de Francisca, su segundo nombre-, siempre estuvo apoyándolo en sus competiciones, pero conservando un perfil bajo.
A partir de entonces, la pareja comenzó a vivir una vida en conjunto, sin esconderse, pero tampoco posando juntos en eventos. Así, la joven se puso a los mandos de la Fundación Rafa Nadal, lo que hizo que viajara mucho, casi en su totalidad junto a su chico. Con el paso del tiempo nos dio a todos una lección de amor, convirtiéndose en una de las parejas más estables y naturales del panorama nacional.
En octubre de 2019, puso el broche de oro a su noviazgo de 14 años para convertirse en marido y mujer. El escenario para ese momento tan especial fue la finca de Sa Fortaleza de Pollença, en Mallorca, en la que además de los 250 invitados, destacaba la discreción, con un hermetismo total para impedir que se filtraran imágenes de este día. Tanto que los móviles estuvieron prohibidos entre los asistentes.
Tras el ‘sí, quiero’, la pareja se mantiene lejos de los focos cuando no están cerca de la cancha de tenis. Rara vez se les puede ver disfrutar del tiempo libre en Mallorca, París o cualquier otro lugar del mundo. En cuanto a descendencia, ambos tendrían el deseo de estrenarse en la paternidad, y aunque han protagonizado rumores de embarazo, ellos no niegan ni confirman nada. “Es algo que probablemente pase en el futuro porque los dos lo queremos”, asegura él en varias entrevistas en donde les hacen la insistente pregunta.