Ya han pasado veinte días desde que fuimos partícipes del fin de una de las parejas más consolidadas de Instagram. Un punto y aparte sentimental que implicaba a Dulceida y Alba Paul, ese tándem (casi) infranqueable que desde hace siete años nos ha ido haciendo partícipes de su historia de amor a golpe de like. Tras semanas de rumores y con los cuatro millones de fans que acumulan entre ambas preocupados por el estado de su vida personal, eran ellas las encargadas de confirmar que su relación no estaba pasando por un buen momento y que habían optado por tomarse un tiempo, respirar, ver las cosas con perspectiva y decidir si están dispuestas a continuar construyendo un futuro en común.
La llegada del verano, con Aida Domenech en Ibiza y su todavía mujer en Menorca, les permitiría coger esta distancia para tomar esta importantísima decisión. Un mes fue el margen que se fijaron para ello. Y conscientes de la repercusión que tendría compartir este aspecto de su intimidad antes de producirse una separación definitiva, lo primero que pidieron fue respeto.
"Necesitamos que no nos juzguéis ni nos hagáis daño", suplicó Dulceida en su día. El hecho de que compartiese stories pasándoselo bien durante su estancia con amigos en las islas pitiusas no debía ser motivo para ser víctima de un linchamiento. Tampoco quería recibir miles de comentarios diarios preguntándole por su separación.
Sin embargo, este pacto de respeto entre seguidores e influencers que solicitaron en su día se ha roto a raíz de una historia compartida este fin de semana en el Instagram de Dulceida. Inmersa en esa especie de 'Gran Hermano' que la agencia de representación de la que es cara visible ha organizado en Ibiza, con todos sus talents (menos Alba) reunidos bajo el mismo techo para trabajar y disfrutar, la influencer más top de nuestro país compartía una sesión de KAP (Kundalini Activation Process).
Este ritual, que fue realizado por su amiga, la entrenadora personal y estrella de las redes sociales Magali Dalix, busca estimular el sistema nervioso y activar los siete chakras a la vez para entrar en un estado de relajación de tal profundidad que hace que, según los expertos en el tema, la persona sea capaz de reconectar con su alma, pensar con más claridad, tener una sensación de plenitud y hasta llegar a tener visiones.
Tal y como se puede ver en el vídeo, esta catarsis parece que funcionó con Alba, que terminó la sesión llorando sin consuelo, tumbada en el suelo y recibiendo el apoyo de las allí presentes. Para ella, una experiencia que le ha servido para conocerse un poco más, recibir energía y sentirse más en calma que nunca consigo misma. Para Twitter, esa red social que Aida optó por abandonar hace ya un tiempo por este odio masivo, una muestra de cómo "capitalizar una ruptura en Instagram".
Casi 400 mil personas han visto este corte de sus stories que ha sido fuente de burlas y mofas a lo largo de este fin de semana. El hecho de que la influencer explicase hace casi un mes que ni Alba ni ella son "muy de hablar de problemas, y menos por redes", que solo publicarían "los momentos buenos", ver a Domenech en este momento de intimidad no ha sido muy bien visto por muchos.
"Estoy bloqueando a todas las cuentas que están faltando al respeto en estos momentos. Compartir tu vida en redes no significa que tengas que aguantar insultos o que deseen cosas muy feas. Pero no le quiero dar importancia a esas persoans y sí a los que estáis con amor y respeto, que sois la gran mayoría. A todos los miles y miles de mensajes bonitos diarios, gracias", ha comunicado horas más tarde, hasta de tanto hate.