Menos de una semana ha pasado desde que el papel couché perdió a una de sus parejas icono. Una revista abría su portada con la separación de Enrique Ponce y de Paloma Cuevas tras veinte años de matrimonio. Tras el impacto inicial, todo eran dudas. ¿Qué había provocado el divorcio de uno de los tándem vip más consolidados de los últimos tiempos? Y entraron en juego los rumores.
Una supuesta tercera persona, a la que luego pusieron rostro y nombre (Ana Soria, una jovencísima estudiante de Derecho cuya vida privada ya es vox populi) habría dinamitado una ruptura en la que su entorno se convirtió en portavoz. Pero faltaba que hablasen ellos, los protagonistas. Y lo han hecho a golpe de comunicado, confirmando que el amor se terminó y anunciando los pasos que darán desde ya vistos los acontecimientos.
“Viendo la repercusión mediática que estamos teniendo en los últimos días, queremos manifestar que nos encontramos en trámites de separación de hecho”, una nueva forma de denominar al famoso cese de la convivencia que ya pusieron en práctica la infanta Elena y Jaime de Marichalar. Esto significa que, aunque ya no compartirán techo, aún no han iniciado los trámites legales para regular las consecuencias económicas y el acuerdo al que llegarán sobre la custodia de sus dos hijas Paloma (12) y Bianca.
Tal y como reza el comunicado, se trata de una “decisión muy meditada, tomada de mutuo acuerdo y desde el profundo respeto mutuo” que aseguran seguir teniéndose, algo que, según apuntan, se han demostrado durante las dos décadas que ha durado su relación. El único fin de hacerlo público son ellas, las niñas, a las que quieren proteger de todo este entramado mediático que ha provocado su separación.
Paloma Cuevas y Enrique Ponce, que firman el texto, piden comprensión a los medios de comunicación. “Solicitamos el máximo respeto frente a nuestra decisión”, comentan, vista la repercusión. Además, confirman que toda noticia falsa o difamatoria “que lo único que consigue es provocar un daño irreparable en nuestra hijas y agravar el menoscabo a nuestra imagen y reputación” será puesta en manos de un juez.
“En caso de que se sigan viendo vulnerados nuestros derechos, nos reservamos el ejercicio de las acciones que legalmente nos asistan para la protección de nuestros legítimos intereses”, termina este comunicado con el que, al menos por su parte, pretenden frenar una controversia que ya es por derecho propio la primera gran trama rosa del verano.