Primero fue 'Lecturas' la encargada de llevar en portada la exclusiva, un día después Andy McDougall confirmaba la noticia a través de unas sentidas palabras en Instagram y, al tiempo, Pelayo Díaz se veía con las fuerzas suficientes para hablar públicamente de su situación actual. El matrimonio ha decidido separar sus caminos tres años después de celebrar su boda. Ahora, dos semanas después de hacerse pública su separación, el diseñador ha concedido su primera entrevista a la revista ¡Hola! y ha desvelado algunos detalles hasta ahora inéditos.
El asesor de ‘Cámbiame’ explicaba al citado medio que la pareja atravesó una crisis en verano que derivó a una primera separación en septiembre: “Ahí me fui a la Fashion Week de Londres, Milán y París. Al volver, nos dimos otra oportunidad, pero los dos estábamos muy crispados y duramos una semana”. La situación entre ambos no mejoró a su vuelta y en Halloween decidieron romper definitivamente: “Esta última vez, fui yo. Él lo dio en septiembre, de una manera muy inesperada. Yo pensaba que estábamos trabajando en nuestra relación… No le reprocho nada. Lo guay es que no nos reprochamos nada. De hecho, cuando nos vemos y hablamos de lo nuestro, acabamos llorando y fundidos en un abrazo”.
Ambos lo están llevando “con humor, sin dramas”, sin dar importancia a aquellas informaciones que apuntan a la existencia de terceras personas como motivo de su divorcio: “No ha habido, ni por mi parte ni por la de él. Siempre nos hemos respetado. Si hubiera habido, no podría ni verle”, ha querido desmentir estos rumores, descubriendo el motivo principal por el que se ha resquebrajado su matrimonio: “Nuestra cuarentena fue increíble porque nos reíamos un montón. Pero, cuando acabó, fue como: ‘Ostras, el mundo ha cambiado’. Ahí nos apetecía hacer planes por separado y eso motivó un alejamiento. Nuestro amor evolucionó, pero el cómo no fue suficiente”.
Por el momento, Andy vive junto a Pelayo mientras busca una nueva residencia. Siguen compartiendo dormitorio y pasean a su mascota juntos. “Nos está costando desengancharnos. Ojalá hubiera pasado algo para que hubiera una ruptura abrupta. En realidad, me alegro que no haya sido así, pero, sería más fácil. Cuando no pasa nada grave y toca llevarse bien, es mucho más confuso y doloroso”, reconoce Pelayo, que vive estos últimos días junto a él como “cuando te quedan pocos días de vacaciones y sabes que tienes que volver a la rutina, pero te está encantando el hotel”.
En cuanto al divorcio, el matrimonio aún no ha rubricado su firma, pero tienen intención de arreglar los papeles a corto plazo. “Sigue siendo mi marido. Me ha costado quitarme el anillo, como para pensar ir al notario”, no oculta su dolor Pelayo, que decidió guardar su alianza “cuando me di cuenta de que él se la había quitado”. De todas formas, “cuando tenga que hacer otras cosas con el notario”, aprovechará para dar por concluida una relación en la que ninguna parte se “va a llevar tajada” del otro, ya que se casaron en separación de bienes.