El trabajo, las relaciones, los vermuts de los domingos… todo se ha adaptado a la pandemia, con sus distancias, pantallas y redes. Por supuesto, también el sexo. El ‘sexting’ es una expresión más del confinamiento, tan propia de estos días como ‘pico de la curva’ o ‘aislamiento social’.
Muchas parejas están viviendo el confinamiento a distancia, y para no descuidar sus relaciones sexuales se han lanzado a esta moda, que lleva la intimidad y el erotismo a los smartphones y portátiles. Pero el ‘cibersexo’, al que ya cantaron hace más de una década Las Supremas de Móstoles, también conlleva una serie de peligros: nunca estamos completamente seguras de a dónde van nuestras fotos y vídeos una vez aceptamos la videollamada. Por eso, no nos queda otra que protegernos todo lo que podamos.
Desde que hay necesidad y ondas, el sexo a distancia ha estado por aquí. Ya sea por teléfono, ordenador o cualquier otro medio, hemos convivido con él mucho más tiempo que con el COVID. Es una práctica muy habitual, sobre todo entre parejas con relaciones a distancia, en las que es fundamental sentirse cómoda y confiar a ciegas en la otra persona. Sobre las prácticas, puede ayudar mucho marcar límites, sobre todo al principio.
Hay a quien el sexo virtual le funciona mejor y hay a quien le va peor. Pero en estas circunstancias, marcadas por el estrés, lo más normal es que el deseo no esté muy por la labor de ayudar, enterrado bajo capas de ansiedad y desgana. Si no te apetece hacer nada, no hay ningún problema.
Si, por el contrario, te apetece probarlo, puede ser una oportunidad perfecta para jugar y descubrir cosas que podíamos tener olvidadas: la seducción, la masturbación o los juguetes eróticos, que funcionan muy bien estos días. Muchos de ellos están pensados para parejas y funcionan con mandos a distancia o apps para móvil, por lo que podemos poner nuestro placer en manos de quien queramos. Si no tenemos uno de estos a mano, siempre podemos optar por una aplicación que proponga juegos a distancia, como Desire.
También es un buen momento para dar rienda suelta a las fantasías, aunque hay que tener mucho cuidado: es mucho más fácil compartir esta intimidad cuando se produce online que cuando fuera de cámara, y eso nos puede meter en problemas.
De entre las prácticas sexuales virtuales, el sexting es una de las más repetidas. Se trata de recibir y enviar mensajes, fotos o vídeos con contenido explícitamente sexual vía online, sobre todo nudes. Ahora bien, la difusión de esas imágenes sin consentimiento a terceras personas es un delito bastante habitual, que atenta contra la dignidad y la intimidad de la otra persona.
Este delito se denuncia cada vez más. En 2017, los cuerpos de seguridad recibieron 590 denuncias y en 2018 se elevaron hasta 860, según los datos facilitados a la Secretaría de Estado de Seguridad. Eso no quiere decir que el delito se lleve a cabo en más ocasiones, sino que quien lo sufre está más dispuesto a denunciar, si bien esos datos no recogen las recibidas por la Ertzaintza, los Mossos o la Policía Foral.
Si hablamos de los casos no denunciados, las cifras se ponen por las nubes: los especialistas asumen que muchas veces no se denuncia por vergüenza.
Aunque no es cosa nuestra, no queda otra que cuidarse. El sexting puede ser una buena oportunidad para profundizar en la imaginación y el erotismo. Evita mostrar el rostro y, en vez de ser tan explícita, usa espejos, juega con tus hombros o tu espalda… aprovecha todo lo que tengas por casa: puede ser muy divertido.
Cuida la luz y el entorno: aprovecha la oscuridad, muy amiga de lo erótico, para evitar que se te identifique tanto a ti como a tu casa. Que no se vean lunares, marcas o tatuajes, y si te gusta grabarte, intenta enviarlos sin sonido o susurrando, para que no se reconozca tu voz.
La plataforma que uses también es importante. Aunque estemos más acostumbradas a Whatsapp, recuerda que hay otras redes que pueden dar mucho juego, como Instagram, que permite mandar ‘fotos bomba’ que se eliminan después de verlas y, aunque pueden hacer captura, se te notifica. En ese sentido, estas semanas se han puesto muy de moda los chats secretos de Telegram, que cuentan con un cifrado especial que no permite hacer capturas de pantalla ni reenviar los mensajes. No es una práctica segura al 100%, pero le pone más trabas a la otra persona si quiere airear vuestra intimidad, así que es una buena opción si estás haciendo sexting con personas que no conoces mucho.