Rafa Nadal ha comunicado este jueves que no participará en la próxima edición del Roland Garros, torneo que ha ganado hasta en 14 ocasiones, por la lesión inguinal que arrastra desde el Open de Australia. "La evolución no ha ido como me hubiese gustado. He perdido objetivos por el camino, y se hace imposible. En este momento, no voy a poder estar. Con lo que es ese torneo para mí, os podéis imaginar lo difícil que es. No tengo intención de seguir jugando por los siguientes meses", dijo en su academia de Manacor (Mallorca).
El tenista, además de notificar su ausencia, ha anunciado que intuye que 2024 será el último año de su carrera deportiva. "Voy a intentar regenerar mi cuerpo en estos meses. No voy a poner fecha de regreso. Cuando esté preparado física y mentalmente, volveré. Podría ser un objetivo volver a finales de año para la Copa Davis y encarar el año que viene con garantías de lo que yo creo que será mi último año". Nadal es consciente de que el cuerpo llega un momento que "saca la bandera y te dice 'hasta aquí" ante el nivel de exigencia que se le somete.
Aunque no se conocen los futuros proyectos profesionales pueda atender una vez se retire del deporte, su nueva vida lejos de las canchas le permitirá pasar más tiempo con su familia. Esa sobre la que el que fuera número uno del ranking ATP ha preferido siempre guardar cierta discreción. La que forman su mujer, Mery, y su hijo, el pequeño Rafa, nacido el pasado mes de octubre.
Perelló y Nadal pasaron por el altar en 2019, pero lo cierto es que su relación se remonta a unos cuantos años antes. Ambos se criaron en Manacor, donde se conocieron también: ella era compañera de clase de la hermana del deportista, Maribel, y en 2005 comenzaron su historia de amor, cuando él tenía 19 años y ella 17.
Desde entonces, se han mantenido siempre en un discreto segundo plano en cuanto a exposición mediática se refiere. Mery, cuyo padre fallecía hace solo unas semanas, se ha convertido en un apoyo indiscutible para él, acudiendo fielmente a los torneos y partidos del deportista. Es, de hecho, la directora de la fundación Rafa Nadal.
La pareja tuvo a su primer hijo, llamado también Rafael, el pasado mes de octubre. Pero con el primogénito de la familia han mantenido incluso una mayor discreción que con su relación: las primeras imágenes del niño no se publicaron hasta varias semanas después, cuando la prensa captó a la pareja paseando al bebé. En una entrevista reciente, Nadal reconocía que la paternidad ha supuesto para él un “cambio muy importante para bien”.
El anuncio de su futura retirada se produce apenas un par de días después de que se conociese que el balear inicia una nueva etapa en lo personal. La mudanza del tenista es inminente, una vez que han finalizado las obras de su nueva casa en Manacor: la pareja y el niño podrían trasladarse a principios de verano al futuro hogar. Como informaba el Diario de Mallorca, todo esta listo a falta de pequeños acabados en cubiertas, balaustrada y el equipamiento de interiores, como la pintura.
La localidad de origen del ganador de catorce Roland Garros ha sido elegida como ubicación de la espectacular mansión. Concretamente, la parte alta de la zona de Porto Cristo, en la que se crio Rafa. La vivienda se sitúa en la cima de un acantilado rocoso, y ofrece unas espectaculares panorámicas sobre la bahía del puerto de Manacor.
Consiste en dos edificios interconectados, cada uno de ellos de dos alturas y un sótano. Cuenta con amplias terrazas en ambas plantas, escalera con acceso al mar directamente. Se sitúa en una finca de 7.000 metros cuadrados de extensión, con jardín, piscina y otros dos edificios de una sola planta.