Horas tristes las que atraviesa el entorno de Pepa Flores. Este fin de semana se conocía la noticia de la muerte de Massimo Stecchini, pareja de la artista, a los 63 años de edad. Fue en la madrugada del domingo 3 de septiembre cuando se produjo el fallecimiento en Málaga de quien fuera novio de Flores durante los últimos 35 años de su vida, y uno de sus grandes apoyos desde que decidiera retirarse de la vida pública. El motivo de la muerte, como han podido confirmar distintos medios de comunicación, ha sido un infarto repentino. En las últimas horas, su entorno íntimo se ha reunido para dedicarle un último adiós.
El malagueño tanatorio de Parcemasa es el lugar en el que descansan los restos mortales del empresario italiano. Allí se han desplazado algunas de sus personas más cercanas para su despedida. Entre ellas no se ha visto a Pepa, que lleva casi cuatro décadas evitando el foco mediático y, por el momento, ha preferido mantener su actitud discreta, como ha ocurrido en otros hitos destacados. Pero sí a dos de las tres hijas de la actriz que dio vida a la mítica Marisol, fruto de la relación de esta con el bailarín Antonio Gades, muy unidas al novio de su madre.
En las imágenes que han podido captar los reporteros gráficos desplazados en las mencionadas instalaciones, se ha visto a Tamara Flores y a Celia Flores, la mediana y la pequeña del clan, de 46 y 41 años respectivamente. Ambas estaban visiblemente afectadas y se han emocionado a su llegada al tanatorio, al abrazarse entre lágrimas con sus allegados. Al lugar se ha desplazado también el hijo de Stecchini, fruto de otra relación.
Se conocieron en 1988, una vez que Pepa había finalizado ya su matrimonio con Antonio Gades, su segundo marido y padre de sus tres hijas, apenas tres años después de que la actriz y cantante decidiese desaparecer del ojo público tras haber sido uno de los rostros imprescindibles de la cultura española en las décadas previas. Fue en el Trastevere, la pionera pizzería que Massimo, once años más joven que ella, regentaba por entonces en Málaga.
Tres décadas y media pasaron juntos Flores y Stecchini, tiempo en el que él se convirtió en uno de sus grandes apoyos en esta vida tranquila y alejada de los focos que eligió la artista. Durante todos estos años, además, el italiano se convirtió en un improvisado filtro entre ella y los medios de comunicación, y una pieza clave para proteger su intimidad.
La historia de amor entre ambos guarda una curiosa anécdota. Porque lo cierto es que ambos ya habían coincidido con (mucha anterioridad). Como Massimo reveló hace unos años, los dos se encontraron por primera vez cuando Marisol tenía solo 14 años y regresaba a su Málaga natal para recibir el cariño de los suyos en pleno apogeo. Se sacó entonces fotografías con muchos de los vecinos. Uno de ellos, de solo tres años de edad, posó en sus brazos y mirándola embelesado: era el hombre que acabaría siendo su pareja.