Tamara Falcó lleva años en la primera línea mediática. La hija de Isabel Preysler y Carlos Falcó ha tenido presencia pública desde que nació: ella misma bromea con el hecho de que para repasar eventos vitales propios, acude a las portadas del papel cuché. Pero últimamente, su exposición se ha multiplicado. Su relación con Íñigo Onieva, la infidelidad de este, su posterior reconciliación y la celebración, finalmente, de su boda el pasado mes de julio, han situado a la marquesa de Griñón en el centro del huracán. A todo ello se suma otra polémica reciente: su arrepentimiento confeso sobre la compra de su nueva casa, que todavía no ha estrenado.
Si todo sale según lo previsto, Tamara y su marido abandonarán Villa Meona, la mansión de Preysler en la que viven desde la boda, y se mudarán durante el mes de noviembre a su nuevo hogar, un ático de lujo próximo al hogar familiar, obra del arquitecto Joaquín Torres. El motivo de que ambos no hubiesen comenzado todavía una vida común e independiente pese a celebrarse su matrimonio este verano ha tenido que ver con la puesta a punto de la vivienda, que se ha alargado más de lo previsto y que recientemente ha vuelto a experimentar modificaciones.
Lo avanzaba Vanitatis y lo confirmaba posteriormente la propia protagonista de la noticia. Los balcones y la zona exterior del domicilio han sido intervenidos, instalándose en los mismos abundante vegetación, en lo que ha venido en llamarse 'bloqueo botánico'. Una forma de evitar que la intimidad de Falcó y Onieva quedase demasiado expuesta de cara a los paparazzi que, a bien seguro, se apostarán en las inmediaciones del edificio una vez se instalen. Así lo resumía Tamara: "La casa que me he comprado tiene unas vistas preciosas, pero me veía todo el mundo. Así que he puesto plantas", explicaba hace unos días.
La aristócrata iba un paso más allá y reconocía que el aspecto final del domicilio no le acababa de encajar. "Es muy bonita sobre plano, pero creo que para mí no es la mejor idea", reconocía en una intervención en 'El Hormiguero'. Palabras que han tenido respuesta ahora por parte del creador de la vivienda, el conocido arquitecto barcelonés Joaquín Torres.
El arquitecto ha abordado directamente la cuestión interviniendo en el programa 'Socialité', donde ha utilizado palabras duras hacia Tamara, cuya actitud ha calificado de "bastante infantil y pueril". "Se descalifica a ella misma porque no ha sabido interpretar cómo era el plano. ¿Y se ha dado cuenta ahora?", planteaba en una participación telefónica en el mencionado formato, apuntando a que, para valorar sus arquitecturas, son precisos unos conocimientos que "esta niña no tiene".
Horas después, en su cuenta de Instagram Torres ha vuelto a pronunciarse. Lo hacía compartiendo en sus stories una imagen de un evento pasado en la que se les puede ver juntos. Según sus palabras, al catalán no le ha ofendido nada de lo que la hija de Preysler ha dicho al respecto de la vivienda y ha dado la polémica por "zanjada". No obstante, sí ha lanzado un claro mensaje a la propietaria de una de sus creaciones: "¿No le gusta su ático? Que lo venda", ha escrito Joaquín.