La vida de Rocío Osorno, al igual que sus redes sociales, es un libro abierto. La diseñadora de moda, tal y como se sinceró ante los micros de Divinity, piensa que con el altavoz que tiene en el universo 2.0 es importante normalizar según que cosas que le ocurren a todos los seres humanos de carne y hueso. Cuando empezó a ejercer de influencer optó por compartir su vida más privada, como su boda y posterior separación con Coco Robatto (padre de sus dos hijos, Jacobo y Luis) o su última ruptura con Javier Lorenzana, su última pareja. Ahora, en un preguntas y respuestas, la empresaria ha desvelado cómo llevan sus descendientes tener padres divorciados.
Desde que tomaran rumbos sentimentales por separado, el exmatrimonio tuvo muy claro que su mayor prioridad era el bienestar de sus hijos, lo que implicaba tener una buena relación entre ellos. Y así ha sido. En numerosas ocasiones, la diseñadora sevillana ha compartido planes y stories con el padre de sus hijos (algo que muchas veces ha sido cuestionado e incluso sus seguidores le han preguntado si se darían una segunda oportunidad).
Nada más lejos de la realidad, Osorno empezaba una relación sentimental este verano con Javier Lorenzana, con el que puso punto y final hace unas semanas, tal y como comunicó en sus redes sociales. Una vez más, la joven ha vuelto a abrir las puertas de su intimidad (y la de su familia) para contar cómo se encuentran sus hijos al tener padres separados. "Son felices", ha apuntado.
No solo lo dice la amiga de Teresa Bass. A través de sus redes sociales, también ha compartido la buena relación que mantienen sus dos hijos con su exmarido, lo que le hace tremendamente feliz. Además, la influencer también ha dejado claro que, cuando no puede quedarse con sus hijos (o viceversa) siempre intentan adaptarse el uno al otro, ya que actualmente viven en la misma ciudad, Sevilla.
Fruto de su matrimonio, el senador de Vox y la creadora de contenidos nacieron dos niños: Jacobo y Luisito, a los que vemos frecuentemente en las redes sociales de Osorno. Pocos meses antes de su separación, la pareja había adquirido una nueva casa en una lujosa urbanización de Sevilla. Tras su ruptura, cada uno se ha quedado con una casa y los niños pasan la mayor parte del tiempo con su madre.