El pasado verano, tras meses de dimes y diretes respecto a cuál era la verdadera relación que mantenían, saltó la bomba: Gabriela Guillén anunció que estaba embarazada de su primer hijo, fruto de su romance con Bertín Osborne. La futura sexta paternidad del cantante, a los 69 años, provocó un verdadero terremoto mediático entonces, que ha seguido coleando desde entonces. La fisioterapeuta sale de cuentas en apenas un par de días, y recientemente hemos conocido una novedad respecto de esa supuesta prueba de paternidad que Osborne querría que se realizase al bebé que está por llegar. Para acceder a ello, Gabriela impone una condición.
La noticia de la futura maternidad de la paraguaya adquirió un matiz distinto al conocerse la primera reacción pública de Bertín, que comentó que el embarazo había sido un "accidente", aunque aseguró que asumiría sus responsabilidades como padre. El vínculo entre ambos ha tenido sus altibajos, pero lo cierto es que en los últimos meses, la relación se ha deteriorado. Según las palabras de Gabriela, que ha recalcado en más de una ocasión que echa de menos que el andaluz no esté más presente durante la gestación y se preocupe por ella, no mantienen ningún tipo de contacto a días de convertirse en madre.
En las últimas semanas, otro elemento se ha sumado al debate. El cantante quiere que, una vez nazca el bebé, Gabriela lo someta a una prueba de paternidad para confirmar que se trata de un hijo de ambos. Es más, según revelaba en las últimas semanas, Osborne ha decidido no hablar al respecto del que será su sexto hijo hasta contar efectivamente con los resultados de dicha prueba. La fisioterapeuta ya ha manifestado que no encuentra motivo por el que no hacérsela, pero ahora ha salido a la luz que tiene clara la condición que quiere que se cumpla.
Así lo revelaba la periodista Beatriz Cortázar para el programa 'Es la mañana de Federico', en esRadio. Al parecer, Gabriela accede sin problemas a realizar dicha prueba de ADN, pero solo la hará "en el mismo lugar donde mandan los jueces", descartando de plano cualquier clínica privada o laboratorio privado, ha explicado .Gabriela acudiría, por tanto, a un instituto toxicológico, "un lugar cien por cien seguro e imparcial". "Un sitio riguroso y con luz y taquígrafo, que no sería la primera vez que en un sitio alguien tiene un amigo...", ha señalado Cortázar, que ha asegurado que Gabriela buscaría, con esta decisión, evitar todo tipo de especulaciones.