Kensington Palace ha anunciado por sorpresa este miércoles que Kate Middleton se mantendrá de baja y alejada de sus funciones públicas durante los próximos tres meses. La princesa de Gales, tal y como reza el comunicado que han hecho público, ingresó ayer en el hospital para "una cirugía abdominal planificada". Según han explicado, la operación "fue exitosa" y se espera que permanezca en el hospital entre diez y catorce días, antes de "regresar a casa para continuar con su recuperación". Los médicos han aconsejado que no regrese a las funciones públicas hasta después de Semana Santa.
También en el comunicado enviado desde Kensington Palace dicen que Kate Middleton "agradece el interés que generará esta declaración" y espera que el público "comprenda" su deseo de mantener "la mayor normalidad posible para sus hijos" y su deseo de que su información médica personal "permanezca privada". Es por todo esto que el Palacio de Kensington solo proporcionará actualizaciones de su salud "cuando haya nueva información significativa para compartir". La mujer del príncipe Guillermo pide perdón por tener que cancelar aquellos actos que tenía programados y espera "reintegrar a tanto como sea posible lo antes posible".
Por último, en el comunicado también aclaran que, en los próximos días, el príncipe Guillermo dejará de un lado su agenda para cuidar de su mujer: "El príncipe de Gales ha cancelado numerosos compromisos oficiales mientras Kate está en el hospital para cuidar a la princesa y sus 3 hijos. También reducirá sus deberes públicos durante su recuperación". Para evitar los rumores que no han tardado en surgir sobre el motivo real de su operación, palacio ha negado que se trate de algo relacionado con cáncer.
La información con respecto a la salud de la futura monarca de Inglaterra ha generado sorpresa y distintas especulaciones, ya que no había habido noticias previas respecto a problemas de este tipo. Es cierto, no obstante, que Middleton llevaba semanas sin aparecer públicamente en ningún acto. Su última aparición pública se produjo hace casi un mes, con motivo del día de Navidad.
El pasado 25 de diciembre, la princesa de Gales acudió, junto a su marido y sus tres hijos, Jorge, Carlota y Luis, y los actuales reyes, Carlos II y Camila, entre otros miembros de la familia Windsor, al acostumbrado servicio religioso en la iglesia de Santa María Magdalena de Sandringham.
Entonces, la actitud de Kate ante las cámaras no levantó ningún tipo de sospecha respecto de su estado: la mujer de Guillermo, que optó por un abrigo en azul, con sombrero a juego y botas altas negras, se mostró muy risueña en todo momento. En esta ocasión, y como viene siendo habitual, el benjamín se convirtió en uno de los protagonistas del acto debido a sus escenas más espontáneas, un clásico ya en las apariciones públicas de la familia real británica.