Vicky Martín Berrocal estrena libro. La diseñadora ha vertido en 'La felicidad ni tiene talla ni tiene edad', sus vivencias personales tras la perspectiva de encontrarse en un momento dulce en lo personal. "Cuando volqué toda la información en el libro me di cuenta de que nunca me había parado a pensar de dónde vengo", ha reconocido recientemente. La onubense ha pensado que solo se conocía su faceta más exitosa, pero que también ha sido una mujer con miedos, que ha decidido volcar en este nuevo proyecto. Uno de ellos tiene que ver con su físico: Vicky ha narrado lo que ha sufrido por su aspecto.
La relación que la diseñadora ha mantenido con su cuerpo ha sido compleja, como ella misma se ha encargado de narrar siempre. Martín Berrocal ha dicho en alguna ocasión que ha vivido toda su vida a régimen, algo que le ha generado un efecto yoyó "increíble". Tras una analítica, descubrió que padecía obesidad. Y decidió entonces dar un cambio a su estilo de vida, poniéndose en manos de especialistas. Gracias a ello acabó perdiendo veinte kilos en solo un año.
La exmujer de Manuel Díaz ha reivindicado siempre que el de la relación con el propio cuerpo es un tema sobre el que existe, además, mucho tabú. Ahora, con la perspectiva que le da cumplir 50 años (lo hará este mes de marzo), ve las cosas desde otro punto. "Sé quién soy", ha dicho en declaraciones a El Programa de Ana Rosa, donde ha hablado del reciente reencuentro de su exmarido con Manuel Benítez, desvelando el papel de su hija, Alba Díaz. Y quiere aprovechar el altavoz que tiene para hablar con libertad. "Me da igual todo y estoy cansada de ver lo que veo", ha reconocido.
Vicky ha reflexionado sobre los complejos e inseguridades que las mujeres tienen con sus cuerpos. Lo ha hecho desde el punto de vista de su faceta como diseñadora. "Me dedico a la mujer, llevo 18 años vistiéndola, la desnudo en un probador y todavía no me he encontrado a una sola mujer que esté a gusto con su cuerpo", ha verbalizado, admitiendo que, objetivamente, existe un problema con relación a este asunto.
Una idea ha pivotado su discurso en el programa, que es a la vez una de las principales líneas de su libro. Los problemas con el físico existen, independientemente de la talla en cuestión. "Hay mujeres que todas admiramos, que las miras y piensas ‘A mí me gustaría que se viesen con los ojos con las que yo las veo. Es que la talla no importa", ha defendido.
Y ha ejemplificado su discurso con su propia experiencia personal. "Yo he llorado por una talla 40 cuando me he mirado al espejo y también lo he hecho desde una talla 46, que la he llevado", se ha sincerado, descartando que esta fuese una cuestión de medidas.
Vicky ha vuelto a incidir en lo mucho que se les exige a las mujeres en esta cuestión. Imposiciones que tienen repercusiones en sus vidas, como ha vuelto a demostrar con su ejemplo. "He hecho todas las dietas, desde que mi madre me daba el pecho, creo que me daba la teta desnatada. Pero no ha sido para ser más feliz, ha sido porque nos machacan con esto de que hay que ser perfectas, como mujeres, como madres, como esposas… es una presión social", ha argumentado.