Puede que dormir con una almohada de seda te parezca un lujo innecesario, pero lo cierto es que puede que sea una de las mejores inversiones para amanecer divina cada mañana, casi como si te hubieras hecho un tratamiento de belleza. Las almohadas de seda tienen beneficios para tu piel y tu pelo que no deberías pasar por alto. Y lo cierto es que pensar en una rutina beauty que no suponga más esfuerzo que dormir nos resulta del todo atractiva. No te pierdas las razones por las que te conviene cambiar la funda de tu almohada hoy mismo.
La seda es un tejido hipoalergénico de efecto calmante y tacto suave que respeta al máximo nuestra piel. Si sueles tenerla irritada, sensible o como problemas como acné o dermatitis, una funda de almohada de seda te será de gran ayuda para cuidarte.
Cuando dormimos con una almohada de algodón el pelo se roza contra el tejido. En cambio, sobre la seda el cabello se desliza, algo que se traduce en amanecer con un pelo libre de encrespamiento y nudos. A la larga, se reducen las puntas abiertas y puedes evitar la caída del cabello. ¿Te parece poco? Pues hay más.
No es broma, ni una exageración. Seguro que más de una vez te has despertado con arrugas en la cara causadas por la presión ejercida sobre la almohada. Es cierto que esas arrugas se van atenuando a medida que pasan las horas, pero con el tiempo terminan por marcarse. La seda es un tejido tan suave que no produce arrugas en la piel y con el que puedes poner fin a esas marcas tan poco estéticas cuando te despiertas.
El algodón de tu funda de almohada habitual es absorbente, por lo que a lo largo de la noche parte de tu crema para el rostro puede acabar en ella, en lugar de estar actuando en tu piel. La seda, en cambio, tiene una proteína que no solo no absorbe tus cremas, sino que también respeta la hidratación natural de la piel, ayudando a regular la epidermis.
La seda es como una caricia sobre la piel, y solo por ese motivo ya es un placer dormir sobre ella cada noche. Además, es un tejido que regula la temperatura, y podrás disfrutar de una almohada fresquita en verano y caliente en invierno.