Tres meses han pasado desde que Elena Tablada dio a luz a su segunda hija. Camila, que es el nombre que eligieron para su bebé, llegó al mundo en pleno confinamiento, una de las medidas que se llevaron a cabo para frenar la pandemia que había provocado el coronavirus. Poco después de salir del hospital, la diseñadora y su marido, el empresario Javier Ungría, concedían una entrevista a la revista ¡Hola! para presentar a su primera hija en común y confesar entonces que la recuperación física había sido muy diferente a la del parto de su hija Ella Bisbal, hace ya diez años: “Los años no pasan en balde”.
Desde entonces, la diseñadora no ha tenido problema en hablar de su recuperación postparto a través de las redes sociales, donde también ha informado de algunos de los tratamientos de belleza que está llevando a cabo para ello. Aprovechando el buen tiempo y los días de descanso, la familia al completo se ha ido de vacaciones, una nueva experiencia con un bebé que comenzó siendo una auténtica odisea.
Tras disfrutar de los primeros días en alta mar y contemplar a más de un paparazzi, Elena Tablada, con el humor que le caracteriza, ha usado sus redes sociales para mostrar cuál es su estado físico actualmente, antes de recibir comentarios. “Para las que me dicen que estoy flaca, este es mi estado actual casi tres meses después de dar a luz y una pandemia”, explicaba la diseñadora.
Estas palabras iban acompañadas de una coreografía en ‘tiktok’, la red social del momento. Junto a Tablada, su hija Ella Bisbal, que ha demostrado ser una auténtica experta con los pasos de baile. “Antes de que me pongan un “argggg”, ya me lo pongo yo sola”, añadía la diseñadora.
El pasado domingo, la diseñadora cogía un vuelo sola con sus dos hijas. “Javi viene el miércoles con Molly en el Ferry”, contaba a sus seguidores. “¡Madre mía, se me había olvidado lo que era viajar con un bebé! Y bueno, ya no quiero contar el momento mascarilla, que te ahogas todo el rato, no te la puedes quitar ni un minuto”, continuaba contando a través de su móvil.
Viajar sola con un bebé de tres meses se había convertido para ella en toda una aventura. “Que si la mascarilla, el cochecito, la sillita, la mantita, el chupete… ¡Madre mía! La verdad es que las madres somos todoterreno”, sentenciaba la diseñadora.