Tras más de tres años de relación y una mediática ruptura por el medio, Tamara Falcó e Íñigo Onieva ya se han casado. La pareja se dio ayer el ‘sí, quiero’ en El Rincón, el palacio propiedad de la familia paterna de la novia. La misa, celebrada al aire libre, contó con la presencia de tres sacerdotes, entre ellos, el padre Cruz, amigo de los cónyuges y quien ofició la ceremonia. La hija de Isabel Preysler fue llevada hasta el altar por su hermano mayor, Manolo Falcó, padrino del enlace, mientras que Carolina Molas, madre del empresario, hizo lo propio con su hijo como madrina. Papel destacado han tenido también los dos hijos de Ana Boyer.
Miguel y Mateo, de cuatro y dos años y medio, respectivamente, han ejercido de pajes durante la ceremonia religiosa que ha tenido lugar al aire libre, en los jardines del palacio. Lo cierto es que era una posibilidad que se barajaba, pero que no estaba confirmada por parte de la hermana de Tamara.
En una entrevista con ¡Hola!, preguntada sobre esta cuestión, la mujer de Fernando Verdasco reflexionaba al respecto, admitiendo que ambos no eran realmente conscientes de lo que es la boda, al ser demasiado pequeños. "¡Tendremos que ver si nos hacen el suficiente caso como para tener un papel especial en la boda!", comentaba entonces.
El tiempo parece haber dado la razón a la única hija fruto de la relación de Isabel Preysler con Miguel Boyer. Es lo que se deduce de la información recogida por la mencionada revista durante su cobertura en directo del evento. Los dos hijos del tenista y la abogada han protagonizado una de las escenas más cómicas y tiernas del evento. Durante el intercambio de alianzas, Mateo, el benjamín de la familia, ha estado jugueteando con las arras antes de llevarlas hasta el altar como tenía indicado.
El enlace tenía las siete de la tarde como hora prevista (aunque finalmente se ha retrasado unos cuarenta y cinco minutos), y los festejos se han alargado hasta bien entrada la mañana: de hecho, la prensa ha podido captar a los ya mujer y marido regresando al hotel, ya casados.
La ceremonia religiosa ha estado repleta de emociones, con Chabeli Iglesias o Carolina Molas entre lágrimas, y con música a cargo de un coro diocesano. Aunque también ha habido hueco para un pequeño susto que, por suerte, ha sido atajado a tiempo, cuando la ropa de uno de los sacerdotes ha prendido por culpa de una vela.
Posteriormente, novios e invitados han disfrutado de un cóctel y la posterior cena a cargo del chef con cinco estrellas Michelín Eneko Atxa, con guiños a la figura de Carlos Falcó, padre de Tamara y antiguo marqués de Griñón. La fiesta ha contado con baile, música a cargo de una banda extranjera, y DJ. Durante la boda se ha disfrutado, además, de un sorprendente espectáculo de luces a base de doscientos drones, que han formado en el aire las iniciales de Tamara e Íñigo, y un mensaje romántico.