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Tras meses de espera y de un sinfín de obstáculos, Tamara Falcó e Íñigo Onieva son ya mujer y marido. La pareja se dio ayer el 'sí, quiero' en El Rincón, en una boda bajo llave (hasta que asome la exclusiva), con cuatrocientos invitados, muchas emociones y algún incidente de última hora que se resolvió sin problemas. Los cónyuges han podido disfrutar de un enlace que se ha alargado desde las siete de la tarde, hora de inicio prevista para la ceremonia religiosa (que se acabó retrasando) hasta altas horas de la madrugada. Tanto es así que la prensa ha podido captar, ya en la mañana del domingo y tras la fiesta, la primera imagen del matrimonio.
Pese a que existían dudas al respecto, finalmente parece que la marquesa de Griñón y el empresario han optado por regresar al Mandarín Oriental Ritz (donde tuvo lugar la preboda y donde este mediodía se celebrará un brunch con algunos de los invitados), para descansar tras la celebración. Ha sido a las ocho de la mañana cuando los reporteros han podido grabar la llegada del matrimonio al hotel, y la estampa nos ha dejado además otro importante detalle: la primera imagen de uno de los vestidos de Falcó.
La pareja se ha trasladado en uno de los muchos coches dispuestos al efecto desde el palacio, situado en el madrileño municipio de Aldea del Fresno, hasta la entrada del mencionado hotel, en pleno Paseo del Prado. La expectación ha sido total ha su llegada entre la prensa allí congregada, pero lo cierto es que ninguno de los dos ha querido decir palabra ante las preguntas y las felicitaciones de los reporteros. Tamara ha aparecido muy sonriente, mientras que Íñigo, visiblemente más serio y cansado, ocultaba su rostro bajo unas gafas de sol.
Las imágenes de la llegada de ambos al Ritz, donde tendrá lugar el último de los actos de la maratoniana boda este mediodía, nos ha permitido echar un primer vistazo, también, a uno de los diseños confeccionados por Wes Gordon, director creativo de Carolina Herrera, para la novia.
A expensas de saber si se trata de un segundo o incluso tercer vestido (ha habido distintas versiones respecto del número de prendas elaboradas por la firma para ella), este se trata de un diseño sencillo, de mangas largas, en color blanco roto y totalmente cubierto de encaje con distintos patrones. La socialité lucía una coleta baja, algo despeinada, y pendientes de oro, y portaba un bolso rojo colgado del hombro.
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