Una isla privada, una ausencia relevante y un guiso caribeño: así fue la boda de Ana Boyer y Fernando Verdasco

La boda de Tamara Falcó e Íñigo Onieva ha estado copando la prensa del corazón durante los últimos meses. Ahora que parece que la calma ha vuelto a esta familia de celebs, nos parece el mejor momento para recordar cómo fue la boda de Ana Boyer y Fernando Verdasco, otro enlace del clan Preysler en el que no faltó detalle. 

Ana y Fernando se conocieron en el 2012 cuando asistían a un concierto de Enrique Iglesias, aunque su relación comenzó en el verano de 2013. En esa época Fernando era el profesor de tenis de Ana, que apuntaba maneras en este deporte. La boda llegó el 7 de diciembre de 2017 y fue uno de esos enlaces tan especiales que nos encanta recordar. 

Una boda en el paraíso

La boda podría haberse celebrado en Madrid, pero los novios eligieron buscar un lugar paradisiaco. Nada más y nada menos que una isla privada en el Caribe, donde el buen clima estaba asegurado. La isla en cuestión se llama Mustique, y en ella recibieron a los 60 invitados que les acompañaron en su gran día. Para todos ellos alquilaron una villa de lujo con siete suites, una piscina infinity y vistas a la bahía de  l’Ansecoy.

Una isla muy especial

Aunque en un primer momento pueda parecer que la elección de la isla solo era cuestión de capricho, lo cierto es que Ana Boyer sentía que era un lugar que la vinculaba con su padre, ya fallecido, ya que habían pasado algunas vacaciones allí cuando ella era pequeña. De alguna manera, casarse allí era una forma de tenerle presente.

La familia (casi) al completo

A la boda no faltó, como era de esperar, Tamara, la inseparable hermana de la novia, que estaba guapísima con un look boho en esta ocasión tan especial. El que también jugó un papel destacado fue Julio José, que ejerció de padrino y acompañó a Ana al altar, dando muestras de la excelente relación que hay entre ambos hermanos. Y, evidentemente, la presencia de su madre, Isabel Preysler, volvió a ser un ejemplo de elegancia y de saber estar. 

En cambio, si se notó la ausencia de Enrique Iglesias que, por cierto, tampoco asistió a la boda de Tamara. Con todo, la novia aseguró que previamente habían pasado unos días con él en Miami celebrando el futuro enlace.

El look de la novia

Ana Boyer fue una novia realmente espectacular, con un vestido diseñado por Hervé Moreau, que en ese momento era el director creativo de Pronovias. Era un traje de novia de estilo sirena, con escote corazón y manguitos desmontables, confeccionado en paillettes de nácar y pedrería de cristal, decorado con aplicaciones de guipur. Llamativo fue también el velo de tul de tres metros y medio de largo. 

En el cabello lució una peineta, en forma de diadema, diseñada también por Pronovias. Y en cuanto a los accesorios, se decantó por joyas de la firma Suárez en oro blanco y diamantes.

El look del novio

Fernando Verdasco también iba guapísimo ese día, con un look clásico de Pedro del Hierro en color beis, elaborado para él, con chaleco a juego, camisa blanca y una bonita corbata en tonalidades azules. 

El menú y la decoración

Ya que el entorno era tropical, la decoración también había de serlo. La comida se sirvió en mesas imperiales cubiertas por mantelería blanca, con centros de flores en tonos verdes. Las sillas eran de caña de bambú y las luces de guirnaldas y la vegetación propia de la isla terminaron de crear el ambiente. 

El menú que se sirvió consistió en langosta, vichyssoise y un guiso caribeño de arroz con mariscos. El colofón fue la impresionante tarta nupcial de tres pisos.