Cuando hay que organizar una boda, más allá del enclave, el menú, la música o la decoración, si algo importa a la futura esposa es la elección de su look nupcial. No es de extrañar, pues en un momento tan especial cualquier detalle tiene que estar sumamente cuidado para disfrutar de ese día al máximo y sentirse completamente identificada con lo que lleva puesto.
El ramo de novia es una de las piezas centrales más importantes del estilismo ya que no solo complementa el vestido y lo completa, sino que también agrega un toque de frescura como broche final. Sea cual sea la elección, un ramo bien elegido complementará y realzará la belleza de la novia en su día especial. Ya se sabe que en el mundo de las bodas también se sucumbe a las tendencias, y si hace años lo de elegir un ramo de flores naturales se daba por hecho, ahora las preservadas ganan cada vez más popularidad.
Al elegir entre flores naturales y preservadas, se presentan opciones distintas que pueden adaptarse a diferentes estilos y necesidades. Pero siempre es una decisión personal y depende en gran medida del estilo y la visión que la novia tenga para su boda. Las flores naturales aportan una frescura y aroma inigualables, pero es importante considerar su durabilidad en el evento. Por otro lado, las preservadas ofrecen una elegancia que no es tan efímera, así como la posibilidad de conservar el ramo como un recuerdo precioso.
Por ejemplo, en bodas con un enfoque ecológico y sostenible, las flores preservadas son una excelente opción, ya que contribuyen a reducir el desperdicio floral. Sin embargo, si la novia tiene una conexión especial con la naturaleza y busca la frescura y autenticidad de las flores naturales, entonces esa debería ser su elección. De lo que no cabe duda es que tanto una variedad como la otra tienen su encanto y ofrecen belleza única a este día. Para aquellas que deseen salir de dudas, resumimos los pros y contras de cada una.
Las flores naturales ofrecen una belleza de corta duración, pero incomparable. Su frescura y fragancia aportan una sensación única y auténtica al evento que dependerá del tipo elegido. Un amplio abanico de posibilidades que permite crear ramos en una paleta de colores ilimitada y adaptarse a diferentes estilos y temáticas.
Sin embargo, tienen una vida limitada y comienzan a marchitarse después de unas horas. Esto significa que el ramo puede no lucir igual de fresco al final de la celebración, por lo que habría que tenerlo en cuenta. Tampoco hay que olvidar que requieren de ciertos cuidados y agua para mantenerse frescas, por lo que es importante considerar cómo se gestionará durante el día de la boda.
A diferencia de los ramos naturales, las flores preservadas mantienen su aspecto y belleza durante mucho más tiempo, permitiendo que se conserven como un recuerdo tras la ceremonia. Aunque no hay tanta variedad como con las flores naturales, también ofrecen una amplia gama de colores y formas, permitiendo que se adapten a todos los estilos. Además, son más fáciles de manejar en la celebración al no tener que ser sometidos a ningún cuidado especial.
Como puntos negativos, habría que valorar que este tipo de flores no tienen obviamente la misma fragancia que las naturales, y que su coste suele ser más elevado que los ramos naturales. Sea como fuere, la decisión final dependerá de las preferencias personales de la novia y del estilo de la boda. Y es que ya se sabe que, para gustos, los colores.