Una boda es una ocasión que se espera con muchísima ilusión, tanto por parte de los protagonistas, como de todos los invitados al evento. Una forma de mostrar cariño hacia los novios es preparar con ilusión el look que vas a llevar en su gran día y el look no incluye solo la ropa, sino cuidar todos los detalles, desde un buen estado de la piel, hidratada, saludable y con un toque de bronceado, si se quiere, hasta la posibilidad de plantearse algún retoque estético de cara a este día tan señalado. En estos últimos casos hay que trazar el plan con tiempo y consultar con un experto cuál es el proceso de la intervención estética que queremos realizar, y sobre todo, el tiempo de recuperación que conlleva, para saber si puede ajustar en el calendario teniendo en cuenta el día de la boda.
Generalmente lo que buscamos en este tipo de eventos es lucir una piel fresca nutrida y repulpada, un objetivo que podemos lograr con varios tratamientos de belleza en cabina. Uno de ellos es la mesoterapia facial, que consiste en microinyecciones de ácido hialurónico, vitaminas o aminoácidos, obteniendo una piel mucho más jugosa y luminosa, por lo que según explica la doctora Carlota Berenguer, de Clínicas Dorsia, es uno de los más solicitados.
Por otro lado están los neuromoduladores, un término que se ha popularizado mucho en los últimos meses. Estos suavizan las líneas de expresión y permiten disfrutar de una mirada más descansada. Un tercero, que también es muy solicitado, es el peeling facial, que trata esas manchas solares por haber tomado el sol sin protección y además aporta un extra de luminosidad a la piel.
La planificación es muy importante a la hora de acometer estos tratamientos ya que llevan un periodo de recuperación. Además, también debemos dejar pasar el tiempo para ver resultados: “Lo más importante en estos tratamientos es la planificación, así podemos asegurar los mejores resultados y evitar también posibles complicaciones”, explica la doctora. Hay que pensar que la piel se tiene que recuperar de posibles hematomas o inflamación. De hecho, Berenguer se muestra contraria a realizarlo sin un margen mínimo de tiempo: “Tenemos pacientes que acuden a consulta la misma semana de la boda y siempre les recomendamos no realizarse el tratamiento”. Y es que como norma este tipo de protocolos deben hacerse un mes antes del evento, mínimo 15 días.
Si contamos con un mes y medio hasta el día de la boda, lo ideal, según la doctora, es centrarse en los neuromodeladores y tratamientos de vitaminas faciales: "Suavizan arrugas de expresión y abren la mirada y mejoran la calidad de la piel”. Sin embargo, si el tiempo disponible es menor este la recomendación cambia: “Lo ideal sería realizarse una limpieza facial, junto con sesiones de radiofrecuencia y contar con una buena rutina facial las noches previas a la boda: mascarillas faciales, parches para los ojos y ampollas con efecto flash que nos den ese aspecto de piel jugosa y descansada”.
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