El Reino Unido se ha vestido hoy de gala para celebrar la boda real entre Hugh Grosvenor, duque de Westminster y uno de los hombres más ricos del país y Olivia Henson. La ceremonia se ha celebrado en la catedral de Chester, a la que han acudido 400 invitados, entre los que estaba el príncipe Guillermo, que ha acudido sin Kate Middleton, como era previsible, ya que está recuperándose de su enfermedad. Sin embargo, la relación que une al novio con la casa Windsor es estrecha pues Hugh es ahijado del rey Carlos III y padrino, de dos de los nietos del Rey, George, el primogénito de los duques de Cambridge y Archie, el hijo mayor del príncipe Harry y Meghan Markle. Sin embargo, la novia ha acaparado todas las miradas con un diseño elegante, pero con el que se ha saltado el protocolo de las novias de la realeza.
Uno de los detalles de la boda que mayor expectación ha causado, como no podía ser de otra manera, ha sido el diseño que había escogido Olivia para este día tan especial. La ya duquesa ha elegido una creación de Emma Victoria Payne confeccionada en tejido satinado bastante ceñido al su figura en la parte superior que destacaba sus bonitas proporciones. Como en todo vestido de novia, los detalles estaban llenos de interpretaciones. Además del brillo de su tejido, un aspecto muy original ha sido el detalle de ondas que decoraban el escote barco. Además ha querido hacer un guiño a su país, rematando las mangas largas del diseño con un puño semitransparente adornado con bordados ingleses.
El vestido hacía que destacara la silueta de la novia, remarcando la zona de la cintura, con una pieza con varias jaretas que hacía las veces de cinturón. La falda, en forma de capa, se prolongaba en una extensa cola rematada con encajes. Toda ella quedaba adornada por el velo superpuesto, que también ha cubierto su rostro a la llegada a la iglesia, un gesto que suelen hacer las novias más tradicionales. El punto de color lo ha añadido a través de los zapatos, un diseño de terciopelo azul.
Sin embargo todas las miradas se han dirigido a un detalle que no se veía a primera vista. Y es que si en la parte frontal del diseño ha predominado el clasicismo y la sencillez, la parte de atrás escondía un diseño con el que Olivia se ha saltado el protocolo impuesto para las novias de la realeza. Esto ha ocurrido porque el vestido en la zona de la espalda dibujaba un pronunciado escote, una opción muy común en las novias que no quieren poner la mirada en la parte frontal y optan por dejar al descubierto la piel de esta zona, sin embargo está prohibido para las novias de la realeza.
Esta no es la única norma que deben cumplir las novias que forman parte de la Casa Real británica, sino que existen muchas más. La norma dice que las mujeres casaderas no pueden llevar vestidos por encima de la rodilla -recordemos que las tendencias nupciales no siempre han marcado vestidos largos, aunque ahora nos parezca imposible-. Por otro lado, también es obligatoria la manga larga y están prohibidos los escotes pronunciados, tanto en el frontal como a la espalda. Finalmente, debe ser un diseño con cola y completado con velo.
El punto de color lo ha añadido a través de los zapatos, un diseño de terciopelo azul de la firma española Silvia Lago. En concreto lleva el modelo Valentina D´orsay Riviera, hechos a mano en España. Tienen un tacón en bloque de 8 centímetros que los hace comodísimos. Con plantilla acolchada, forro de cuero y suela antideslizante, es el modelo más icónico de la firma española y cuesta 395 euros.