Llega el buen tiempo y, con él, queda inaugurada la temporada de BBB (Bodas Bautizos y Comuniones). Estas tradicionales celebraciones han evolucionado con los tiempos pero, sin duda, las que más han cambiado han sido las bodas. Tanto, que si Jennifer Lopez volviera a participar en una hipotética segunda parte de 'Planes de boda', la “mejor película donde se ve el trabajo de una wedding planner”, apuntan Laura Gutiérrez y Lara, fundadoras de Petite Mafalda, igual se desmayaba. Laura y Lara se dedican, como JLo en ese filme, a la profesión de sus sueños, organizar bodas. Lo hacen tan bien que hasta María Pombo les confió la suya. Y ambas confirman que las ceremonias han cambiado, y mucho.
En la actualidad, en las bodas se compite duro, en plan "y yo, más". Más actividades, más ropa que lucir, más tecnología y experiencias que ofrecer y, claro, más dinero. Por eso, si tenías pensado dar 100 euros como regalo –para cubrir tu cubierto y que le quedara algo a la feliz pareja–, malas noticias, amiga: igual te quedas corta. Como apunta María José Gómez Verdú, Manager Director de Protocolo y Etiqueta, “las bodas en España, al igual que en muchos otros países, han visto un aumento significativo en los costos en los últimos años”. Las razones de tanto cambio son muy variadas. Estas tres expertas en enlaces matrimoniales nos cuentan todas las novedades en el sector. Información muy interesante tanto si estás pensando en casarte, como si esta temporada te toca asistir a alguna.
En las bodas recientes se han introducido nuevos protocolos. Algunas tradiciones han caído en desuso, mientras que otras se han mantenido o reinventado, adaptándose a los nuevos tiempos. Antiguamente, por ejemplo, “la familia de la novia se encargaba de pagar toda la boda, de ahí que su nombre aparezca en la invitación en primer lugar, seguido del nombre del novio”, señala María José Gómez Verdú. Sin embargo, la experta cuenta que “hoy en día son los futuros esposos los que se hacen cargo íntegramente de la celebración, contando con un apoyo de la familia”. Entre otros cambios, además destaca que se ha reinventado el primer baile. “Normalmente y por protocolo, el baile lo abría la novia junto con su padre y a mitad del mismo el padre deja su lugar al novio”, cuenta. Sin embargo, en la actualidad eso han cambiado: ahora “son coreografías organizadas por los novios y amigos los que abren el momento baile”.
También se ha visto un incremento de bodas civiles, “que reflejan una mayor diversidad de creencias y valores personales”, apunta. Eso sí, si piensas tirar arroz a los novios, mejor déjalo para la paella. “Esa tradición ha sido reemplazada en muchos lugares por alternativas más ecológicas y seguras, como lanzar pétalos de flores, burbujas o confeti biodegradable”, apunta la directora de Protocolo y Etiqueta. Por su parte, Lara, de de Petite Mafalda, precisa que “más que cambiar, las bodas han evolucionado”. Aunque se mantiene una cierta estructura, “se han modificado los tiempos dedicados a cada parte de la misma, la importancia a los detalles, las ganas de que la gente disfrute y esté relajada y el hecho de que ya no quieren tenerlo ‘todo’”.
Por el contrario, lo que los novios buscan cada vez más, subraya la wedding planner, “es ver su personalidad reflejada”. Y por supuesto, no puede faltar la tecnología, que ha revolucionado las bodas. Gómez Verdú enumera “invitaciones digitales, páginas web de bodas o transmisiones en vivo de la ceremonia, que permiten que los seres queridos que no pueden asistir en persona sigan el evento en tiempo real”. La tecnología también ha mejorado el envío de invitaciones y respuesta, más inmediato, “lo que permite a los novios o wedding planner un mejor control de los invitados”.
También las normas de etiqueta han sufrido cambios. Por ejemplo, como cuenta Laura, de de Petite Mafalda, “lo normal es que en la mesa presidencial se sienten los novios con sus padres, la realidad es que cada vez es menos habitual y es más normal ver mesas con amigos, hermanos... El motivo de esto, casi siempre suelen ser separaciones entre los progenitores”. Sin embargo, la organizadora admite que una tradición que ha estado durante mucho tiempo en desuso que ha vuelto con mucha fuerza: el momento del corte de la tarta nupcial. “Ha vuelto, adaptada a las tendencias actuales, pero con la misma esencia. También vienen pisando fuerte un momento muy ochentero, el brindis de los novios con una torre de copas”.
Por otra parte, las normas de vestimenta eran más estrictas, con códigos de vestimenta específicos según la hora y el tipo de boda. “Hoy en día son más flexibles”, asegura Maria José Gómez Verdú, menos una: el color blanco, que “es el color reservado para la novia. Igual que si el novio no viste chaqué, ningún invitado lo deberá usar”. Tampoco se suele variar el protocolo durante la ceremonia en la iglesia.
En la actualidad, las bodas son mucho más caras y se puede llegar a tirar la casa por la ventana. “Suelen girar en torno a los 25.000 y 35.000€. Una boda de unos 40.000 es de alto nivel. Aunque depende del lugar de celebración y por supuesto del número de invitados que vayan a asistir”, explica MarÍa José Gómez Verdú, que reconoce que el monto más caro es el lugar de celebración de la misma boda. En su caso, algunas de las bodas que organizó en una villa en lago de Como, en Italia, han sido de las más caras y exclusivas en las que ha participado profesionalmente.
Este incremento se debe a varios factores, entre ellos la inflación y la demanda de servicios personalizados y de alta calidad. “Se trabaja con verdaderos profesionales, en muchos casos especializados. Se nota, pero también se paga”, afirma la manager de Protocolo y Etiqueta. Las responsables de Petite Mafalda, que organizan bodas desde 2012, lo corroboran. “Lo que eran 120 euros, ahora pueden ser 150. Antes un dj te podía costar 600 y estaba bien, ahora son estrellas que cobran a partir 2000, lo mismo pasa con los fotógrafos, grupos de música...
Todos estos gremios lo hacían como un hobby, pero ahora son profesionales que se dedican en exclusiva. Y lo mismo pasa con los otros proveedores implicados en la boda, antes había un tipo de carpa, ahora puedes hacerte hasta una estructura a medida y gastarte en decorarla todo lo que tu imaginación y tu bolsillo te permitan”. Por eso, no es de extrañar que las cuentas suban de manera estratosférica.
Siempre se decía que en una boda, al menos, hay que dar 100 euros, para cubrir gastos de cubierto y que les quedara algo para el viaje de novios. Pero, en los últimos años, con la inflación, la cifra ha variado al alza. Si vas a dar dinero, la experta de Protocolo y Etiqueta indica que “hoy es mucho más difícil que un cubiertos baje de unos 150 euros, además se le debe añadir todos los extras”, que recomienda, en todo caso, “nunca usar un IBAN en la invitación”, porque es como si para asistir a la boda debieras de pagar, cuando debería ser un evento gratuito”.
Por su parte, Laura considera que incluso con 150 euros “te puedes quedar corto, al menos en las bodas que hacemos nosotras. La realidad es que en la actualidad la media de regalo deberían ser 200 euros”. Y, además, sugiere no regalar “nunca nada para quedar bien. En nuestra experiencia lo que realmente funciona es destinar esa partida a la comodidad de los invitados. Por ejemplo, si vais a dar abanicos, hay absolutas idealidades un poco más especiales con un presupuesto un poco más alto y que toda invitada va a querer llevarse. Algo práctico, cómodo y fácil de guardar para los invitados, siempre pensando en la practicidad y a ser posible, en la calidad”.