A la hora de asistir a una boda, la elección del look, tanto si es de invitada como si se trata de la propia novia, es sin duda uno de los puntos clave donde cada año surgen novedades. Y es que el mundo nupcial también se rige por las tendencias del momento, que conviven con las tradiciones que se han consagrado como imprescindibles.
En la geografía española suelen presentarse diferencias a la hora de añadir complementos al estilismo en función de la región, y si hay una que en los últimos tiempos está ganando popularidad ese es el mantón de Manila, una delicada pieza donde no faltan los bordados y el encaje, y que se considera símbolo elegancia y buen gusto. Cada vez son más las que en este tipo de eventos se decantan por lucirlo a modo de falda, fajín o sobre los hombros, haciendo gala del encanto de una prenda que, aunque sea asocia con el vestuario tradicional, tiene la capacidad de reinventar hasta las prendas más sencillas.
Para conocer en profundidad esta tendencia que ha ido ganando puntos en las bodas de los últimos meses, en Divinity hablamos con Paloma Herce, consultora de moda especializada en looks nupciales y de invitada.
“Este tipo de tendencias arrasa porque es algo que se lleva viendo muchísimo tiempo en Andalucía. Son muchas las invitadas que utilizan los mantones de Manila, especialmente en las bodas que se celebran en Sevilla, en Córdoba o en Jerez de la Frontera porque de siempre han visto que ha sido un accesorio que se ha utilizado en casa”, comienza diciendo.
La experta cuenta que este tipo de invitadas utiliza mantones de sus abuelas o de sus madres. “Generalmente suelen ser mantones antiguos que ellas llevaban a eventos más formales y ahora ellas los reutilizan para asistir a las bodas. Se llevan también en las ferias (en versión algo más pequeña), uno de los eventos por excelencia en Andalucía, y por ende, es normal que su uso se haya extendido a las bodas, donde los looks se planifican con tanta anticipación como sucede aquí”.
Comenta que uno de los puntos fuertes de los mantones es que son capaces de levantar hasta los looks más sencillos, pues son el reflejo de un trabajo de artesanía que hoy ya no suele verse. “Las invitadas andaluzas, a sabiendas de que se convertirá en el protagonista total del estilismo, lo combinan con prendas más sencillas como por ejemplo vestidos lenceros, que con un complemento así cambian su percepción”.
En cuanto a las novias, añade que suele ser habitual que cojan un mantón antiguo de la familia y que lo lleven a una costurera para transformarlo en una falda para el look nupcial, especialmente en bodas civiles. “También hay novias más clásicas que lo llevan en los hombros. Podría decirse que estas suelen ser las dos maneras más habituales para lucirlo en bodas”.
Paloma además cuenta que cada vez son más las marcas que se apuntan a incluir esta tendencia en sus propuestas, dedicándole incluso colecciones en exclusiva. “Por ejemplo, la firma de invitadas Room 717 le da valor a estas prendas. También hay otras más ‘low cost’ que en su sección de accesorios también apuestan por este tipo de mantones o que incluso los reinventan en forma de tops o fajines”.
Concluye su discurso con un último apunte. “Por último, me gustaría añadir que triunfa más en el sur porque el estilo de las invitadas suele ser muy diferente al que por ejemplo se ve en Cataluña, Galicia o el País Vasco. Pero a mí me parece una tendencia que, además de original, pone en valor el ‘savoir faire’ de la artesanía española que siempre confiere un punto de sofisticación y buen gusto a cualquier estilismo”.