Constanza Villar-Mir, hija de Juan Villar-Mir de Fuentes y Cristina Palacios, ha celebrado su boda con su novio Daniel en la parroquia Santa Ana de Sevilla. La novia llegaba al templo en coche de caballos junto a su padre y padrino, uno de los tres hijos de Juan Miguel Villar Mir, quien fue ministro de Hacienda durante el gobierno de Carlos Arias Navarro, fundador del grupo Villar Mir e íntimo amigo del rey Juan Carlos I.
Varios días antes del día 'D' se conocían numerosos detalles del enlace, entre otros el lugar en que se celebraría la ceremonia, el de la celebración, que tendrá lugar en la Hacienda San Juan El Letrado, que es propiedad de la familia de la novia, e incluso el nombre de algunos invitados, a juzgar por los que asistieron a la preboda, entre los que no faltaron Ana Rosa Quintana y Juan Muñoz, Bertín Osborne, Rocío Monasterio, Iván Espinosa de los Monteros, entre otros muchos, pero el vestido de la novia seguía siendo el secreto mejor guardado.
La novia, que tras bajar del carruaje no ha soltado la mano de su padre, ha elegido un diseño clásico de color blanco con escote cuadrado, manga francesa abotonada y falda volumen con varios metros de tul dispuestos en capas asimétricas que partían de la cadera en línea diagonal.
Siguiendo las tradiciones, Constanza ha optado por llevar un largo velo de tul que a su vez ha ejercido de cola, sujeto en un semirrecogido que parte de dos trenzas clásicas que acaban encontrándose en la nuca para formar una cola.
En cuanto a las joyas, la novia ha elegido unos discretos pendientes, un par de anillos en la mano izquierda y una pulsera de oro en la muñeca de la mano derecha. Para su look de belleza ha optado resaltar su bronceado con una piel muy luminosa y un maquillaje muy natural, más allá de una sombra de ojos ahumada y máscara de pestañas.
Uno de los detalles más llamativos y que ha marcado el look nupcial ha sido el color elegido para los zapatos, unas sandalias de color negro con tacón grueso, que ha coordinado con la manicura de los pies.
La novia también ha querido añadir otro toque de originalidad prescindiendo del clásico bouquet y optando por un ramo de novia silvestre protagonizado por unas sencillas margaritas.