Tras tres años de relación, la tenista Garbiñe Muguruza y el empresario Arthur Borges, a quien conoció en las calles de Nueva York, celebraron su enlace el pasado 5 de octubre en Marbella, donde se prometieron en la primavera de 2023. El enlace se ha celebrado en una ceremonia íntima a la que han asistido unos noventa invitados, los familiares y amigos más cercanos de la pareja venidos de todas partes del mundo, ya que la tenista y el empresario residen desde hace un tiempo en Ginebra, donde tienen su casa junto al río Leman.
El lugar elegido para la ceremonia y posterior banquete ha sido La Concepción, una finca que alberga una antigua fundición de hierro del siglo XIX con 10 mil metros cuadrados de jardines. El enlace, que tuvo que ser oficiado en cuatro idiomas, español, inglés, sueco y finlandés, se celebró bajo una pérgola envuelta en buganvillas.
El novio llegó junto a varios amigos y entró a ritmo de 'A thousand years', canción conocida por la saga Crepúsculo que fue interpretada por un trío de dos violines y un violonchelo. La novia llegaba a la cita junto a su madre en un Rolls Royce, mientras su padre esperaba en el altar y para hacer su entrada triunfal eligió 'La chica de Ipanema'. Durante la ceremonia, en la que no hubo discursos ni intercambio de votos, se leyeron varios poemas de amor.
La tenista eligió un vestido de novia de inspiración ‘Old Hollywood’ creado por Atelier Pronovias, un vestido que, según sus palabras está “inspirado en la era dorada de Hollywood, en aquellos vestidos de Marilyn Monroe, de Elizabeth Taylor, que son elegantes y bonitos y hacen buena figura". Se trata de un modelo confeccionado en mikado, de escote asimétrico con cuello decorado con cristal y falda voluminosa con drapeado en la cintura, acabada en una cola de dos metros. El detalle más llamativo era la gran lazada que lleva sobre el hombro cubierto, que caía por la espalda sobre la cola de dos metros.
Para el look de belleza también se inspiró en las divas de los años cincuenta, con un maquillaje suave en el que destacaban los labios de color rojo y para añadir un toque de misterio, decidió llevar una sencilla redecilla a modo de velo que caía desde la frente hasta los ojos. En cuanto al cabello, la tenista eligió un recogido pulido, un clásico moño de bailarina que daba protagonismo a sus pendientes, unas argollas de Joyería Suárez.
La elección del ramo ha dado una pincelada de color al look de la novia, que ha elegido un bouquet de rosas Constance de color rosa en armonía con la decoración floral del lugar, que lucía en tonalidades degradadas del rosa al burdeos. La novia ha aclarado que estas tonalidades fueron elegidas de manera intencionada porque “las flores no podían faltar, y no quería todo blanco".