Todos los detalles que giran alrededor de una boda de la realeza se convierten en fuente de inspiración para novias futuras, también los anillos de compromiso con los que las royals sellaron sus historias de amor, joyas que suelen estar cargadas de simbología y que llaman la atención por su precio y por lo especiales que resultan sus diseños.
Algunos anillos de pedida son piezas del joyero familiar con tanto valor económico, como sentimental, es el caso de Kate Middleton, Meghan Markle y Camila Parker; otros simbolizan el compromiso de los contrayentes con su país, como los de Maxima Zorreguieta y Mary Donaldson; y algunos han generado suspicacias sobre el buen o mal momento de la relación de pareja, como sucede con los anillos de la reina Sofía y de Charlenne de Mónaco.
Más allá de estos detalles, los anillos de pedida fueron el símbolo de un compromiso que, al menos en su momento, despertó las ilusiones de todo un país con una boda real y una futura reina a la vista. Estas son las joyas con las que las royals sellaron su compromiso.
En 1961, Juan Carlos pedía matrimonio a Sofía de Grecia lanzándole al aire una cajita que Sofía supo coger al vuelo. La cajita contenía un anillo de oro con un diamante central flanqueado por dos rubíes, que la reina Sofía sigue usando de manera intermitente. Este gesto ha sido analizado por numerosos medios, que han encontrado un vínculo con el momento en que se encuentra su relación con el rey Juan Carlos I.
Grace Kelly no tuvo un solo anillo de pedida, Rainiero de Mónaco regaló dos a su prometida. El primero era una joya que representaba los colores de la bandera de Mónaco creado a partir de dos joyas de la familia tomando la forma de un anillo de diamantes entrelazado con uno de rubíes.
Pero su futura esposa se encontraba grabando “Alta Sociedad”, en la que su personaje debía lucir un anillo con un gran diamante, así que el príncipe Rainiero encargó una sortija de Cartier engarzada en platino, con un enorme diamante central talla esmeralda y dos diamantes talla baguette a ambos lados de la piedra central para que su prometida pudiera lucir su anillo de compromiso en su última película.
Lleno de simbolismo estuvo también el anillo que Guillermo de Holanda regaló a Maxima Zorreguieta cuando sellaron su compromiso en una pista de patinaje sobre hielo. El príncipe encargó a la joyería holandesa Steltman una pieza única que la reina usa habitualmente, un anillo con un diamante naranja de talla ovalada en el centro, símbolo de la Casa de Orange, con dos diamantes blancos de talla esmeralda engarzados sobre dos aros de platino con hileras de brillantes.
Guillermo de Inglaterra hizo oficial su compromiso con Kate Middleton con una joya de gran valor sentimental, el mismo anillo con el que su padre selló su compromiso con Diana de Gales el 24 de febrero de 1981, un anillo de oro blanco con un zafiro azul de Ceilán rodeado por 14 diamantes, que la actual princesa de Gales ajustó a su talla con varias cuentas de platino en su interior.
Su hermano Harry también quiso que algo de su madre estuviera presente el día en que hizo oficial su compromiso con Meghan Markle y lo hizo con un anillo de oro encargado y diseñado por el príncipe, con dos diamantes recuperados del joyero personal de la princesa Diana y un gran diamante de talla radiante procedente de Botswana
Tras diez años de noviazgo y habiendo superado la oposición del rey, Daniel Westling y Victoria de Suecia formalizaban su compromiso con un anillo muy especial. Se trata de la misma sortija de platino y oro blanco con diamante de más de 50 facetas con la que el Rey Carlos Gustavo de Suecia pidió matrimonio a su esposa, la reina Silvia, la joya familiar con la que el Rey Gustavo Adolfo se comprometió con la que entonces era la princesa Sibylla de Sajonia-Coburgo-Gotha.
También el anillo de pedida con el que Carlos de Inglaterra pedía matrimonio a Camila Parker tenia un gran valor sentimental para el príncipe ya que perteneció a su abuela, Isabel Bowes-Lyon. Se trata de un anillo con un gran diamante central talla esmeralda flanqueado a ambos lados por dos diamantes talla baguette.
Federico de Dinamarca pidió matrimonio a Mary Donaldson con un patriótico anillo que simboliza los colores de la bandera de Dinamarca, una sortija con un diamante blanco de talla esmeralda entre dos rubíes que pertenecieron a su abuela, la reina Ingrid. Este diseño fue modificado posteriormente y flanqueando a los rubíes se añadieron dos diamantes de talla baguette que simbolizan el nacimiento de sus hijos.
Alberto de Mónaco recurrió a la joyería Repossi, muy vinculada a la familia Grimaldi y al principado de Mónaco, para encargar el anillo de compromiso que regaló a Charlenne Wittstock, una sortija de oro gris con un diamante central en forma de pera, rodeado de diamantes. La joya, que en ocasiones desaparece de la mano de la Charlenne, se ha convertido en el termómetro que indica cómo van las relaciones entre la pareja.
Quien ha guardado su anillo de pedida en el fondo de un cajón es la reina Letizia, una sortija de oro blanco con diamantes baguette. Cuenta la leyenda, y también Esteban Urreiztieta y Eduardo Inda, que fue Iñaki Urdangarín quien lo compró en la joyería Suárez y aunque Felipe intentó pagar el importe de la joya antes de la boda, su por entonces cuñado no quiso cobrársela.
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