Si hubo una boda que marcaría los años 70 fue la de Aristóteles Onassis y Jacqueline Kennedy. A ojos del público y, sobre todo, de su familia, fue una unión de lo más controvertida. Jackie se había convertido en una de las mujeres más importantes e influyentes del mundo, después de haberse casado y enviudado de John Fitzgerald Kennedy, presidente de Estados Unidos.
Jackie había sido reconocida como una primera dama ejemplar y que había pasado unos momentos muy complicados tras el asesinato de su marido. En 1963 se produjo la tragedia que marcaría su vida para siempre. Así, Jackie se quedaba al cuidado de sus dos hijos y, sobre todo, con una inmensa pena, pero con una entereza de admirar. Es por eso que para los ojos de la opinión pública no estuvo bien visto que la mujer volviera a rehacer su vida.
Por su parte, Aristóteles Onassis era uno de los griegos más conocidos del mundo y, sobre todo, más ricos. Así, en los años 50 se convirtió en uno de los principales magnates del mundo naval, convirtiendo su negocio en un éxito. Lo cierto es que ambos fueron acusados de pasar por el altar solamente por interés. Esta idea creció cuando se supo que la pareja había firmado un contrato prematrimonial en el que se hablaba de que iban a dormir en camas separadas y la única obligación de Jackie era pasar los veranos juntos a Ari y toda su familia.
Antes de conocerse, Aristóteles ya había pasado por el altar. Había sido con Tina Líjanos, con quien tuvo dos hijos, Alejandro y Christina. Su divorcio fue de lo más sonado debido a la relación extramatrimonial que mantuvo con la cantante María Callas. Con ella todavía estaba cuando conoció a Jackie.
Ambos se conocieron en uno de los yates que tenía el multimillonario y, a los pocos días, Ari le pidió matrimonio con un impresionante anillo de diamantes de 40 quilates. A la boda, a pesar de lo que se esperaba, solamente acudieron 40 personas. Esta se celebró el 20 de octubre de 1968 en la isla Skorpios, que había comprado el magnate griego unos años antes. Lo cierto es que, en ese momento, lo que más le convenía a la pareja era un enlace de lo más discreto.
Para ese día tan especial, la novia lució un vestido corto de Valentino, por encima de la rodilla en un color marfil. Además, completó su look con una corona de azahar, tal y como marca la tradición ortodoxa griega.
Tal y como todo hacía presagiar, el matrimonio no duró mucho tiempo. Cada vez eran menos las veces que se podía ver a Jackie de visita a su marido. Así, Aristóteles decidió comenzar con los papeles de divorcio. Aunque no pudieron llegar a su fin porque el millonario falleció de neumonía en marzo de 1975.