El funeral de Constantino de Grecia ha reunido en Atenas a buena parte de las monarquías europeas. Y entre las múltiples imágenes que nos ha dejado ese último adiós al hermano de la reina emérita Sofía, se encuentran varias instantáneas de la casa real española al conjunto. Al país mediterráneo se ha desplazado la práctica totalidad de la familia real, a excepción de Leonor y Sofía, las grandes ausentes. Un reencuentro que no se producía desde otro acto luctuoso, el funeral de Isabel II de Inglaterra el pasado septiembre Y alguien ha llamado particularmente la atención: se trata de Irene Urdangarín, la hija pequeña de la infanta Cristina, que ha cambiado mucho desde sus últimas apariciones públicas.
Los actuales reyes Felipe y Letizia, los reyes Juan Carlos y Sofía, la infanta Cristina, la infanta Elena y sus respectivos hijos se han desplazado hasta la capital helena para el acto de despedida del último monarca que tuviese el país heleno. Las imágenes de la llegada de los miembros de la casa real a la catedral Metropolitana ateniense, con la emérita recibida entre honores por los ciudadanos allí presentes, ha dejado imágenes destacadas, como el reencuentro en la reina Letizia y sus cuñadas, o con su suegro.
Pero el funeral también ha servido para volver a ver a los nietos del rey Juan Carlos. A excepción de Leonor y Sofía, todos sus nietos han acudido al acto. Froilán y Victoria Federica tienen un perfil mucho más público, pero los cuatro hijos de la infanta Cristina han permanecido, hasta la fecha, en un plano más discreto en cuanto a proyección mediática. Y el reencuentro ha permitido ver cómo han cambiado y crecido. En redes sociales, muchos usuarios han puesto el foco en los Urdangarín.
Rigurosamente vestidos para la ocasión, Pablo, Juan Valentín, Irene y Miguel han recorrido el camino hasta el templo bajo las miradas y los flashes. En el caso de la única hija de los exduques de Palma, se trata de una de sus escas apariciones públicas. La joven ha escogido para la ocasión un vestido negro por encima de las rodillas, que cubrió con un abrigo de paño en el mismo tono y complementó con unos zapatos de tacón a juego. Irene ha llevado la melena rubia suelta, con la raya en medio, maquillaje tenue y unos pequeños pendientes dorados en forma de aro.
Irene Urdangarín cumplirá dieciocho años el próximo mes de junio. La benjamina de los hijos del matrimonio, décima persona en la línea de sucesión al trono español actualmente es una joven que cursa sus estudios en un prestigioso colegio en Ginebra, país en el que reside junto a su madre, a quien está muy unida, desde 2014. De ella se ha dicho siempre que es el ojito derecho de su abuela, la reina Sofía, que era víctima de bromas de sus hermanos por ser la pequeña de la casa, y que mantiene una relación muy estrecha con su prima, Victoria Federica y con Carlota Gui, sobrina de Iñaki Urdangarín.
Ha vivido en Barcelona (donde nació en 2005), en Washington y en Suiza, habla inglés y francés (además de catalán y castellano) y muestra, según apuntan varios medios, predilección por las letras y las artes. Como no podía ser de otra manera en su familia, es también una gran aficionada a los deportes, destacando especialmente el esquí, la natación, el tenis, la vela y correr. Es habitual también que pase algún fin de semana con sus amistades esquiando en las montañas suizas, y ha participado en varias carreras y maratones. Sus puntuales apariciones públicas dan fe de que le interesan la moda y las tendencias.
Muy unida a sus hermanos y sus padres, suele viajar con frecuencia a Barcelona, donde reside Pablo, y donde mantiene amigos y familia. Estas pasadas Navidades se reunió con sus primas Leonor y Sofía con quienes, pese a la ruptura de lazos entre los monarcas y los Urdangarín, tiene buena relación. Irene comparte con la princesa de Asturias, además, el hecho de convertirse en mayores de edad durante este 2023, lo que cambiará y mucho su proyección pública.