Su relación se terminó en 2009, veinte años después de protagonizar una de las bodas del año. Durante todo el tiempo que permanecieron juntos, Rosario Nadal y Kyril de Bulgaria fueron considerados la pareja ideal, guapos, triunfadores y con mucho estilo.
A pesar de sus diferencias, su divorcio fue amistoso y de mutuo acuerdo, y lo confirmaron tras pasar un tiempo viviendo separados. Ambos han rehecho sus vidas por separado mientras han sabido mantener la cordialidad, haciendo honor al vínculo que un día les unió. Juntos tuvieron tres hijos, Mafalda, Olimpia y Tassilo, y protagonizaron una boda de cuento de hadas.
El enlace de los príncipes de Preslav fue todo un acontecimiento. Celebrada el 15 de septiembre de 1989 en la capilla de Santa Ana del Palacio Real de la Almudaina (Palma de Mallorca), fue sin duda uno de los grandes eventos del año, no solo por la pareja o lo emblemático del enlace, también por la importancia de los invitados que acudieron.
Entre los 400 invitados no faltaron representantes de las coronas europeas y mundiales, tampoco nombres ilustres de la aristocracia nacional e internacional. Nombres como los duques de Soria, los barones Thyssen, los duques de Badajoz o la princesa Irene de Grecia, también el actual rey Mohammed VI de Marruecos, Víctor Manuel de Saboya o la familia real española al completo, tanto los Reyes, como sus tres hijos, Felipe, Cristina y Elena.
Tantos rostros conocidos no consiguieron eclipsar el protagonismo de los novios, por aquella época muy jóvenes y con toda la vida por delante. Rosario estudiaba Bellas Artes (actualmente es una importante consultora de arte) y apenas tenía 20 años, sin embargo, ya apuntaba maneras y su look dejó claro que su estilo se convertiría en su seña de identidad.
Para la ocasión escogió un diseño del catalán Gustavo Puente, un vestido blanco bordado, de cuello chimenea y escote en V en la espalda, mangas francesas abullonadas, falda recta desde la cadera y una pequeña cola. Lució un velo de tul que sujetó con una joya familiar, una tiara de hojas de parra de diamantes, que pertenecía a la familia real búlgara y que había llevado Margarita Gómez-Acebo en su boda con Simeón de Bulgaria.
La novia llegó a la capilla del brazo de su padre mientras sonaba la marcha nupcial de Mendelson. En el altar le esperaba Kyril, que en aquel momento tenía 25 años. La pareja sellaba su amor tras cuatro años de relación, se habían conocido y enamorado un verano en Mallorca y pronto se habían convertido en una de las parejas preferidas por los fotógrafos.
También cuando se mudaron a Londres, donde Kyril estudió Física Cuántica en Princeton y desarrolló su carrera financiera y donde Rosario comenzó a triunfar en el mundo del arte.
Tras la ceremonia, los novios se fotografiaron junto a los reyes Juan Carlos y Sofía y después todos los invitados pudieron disfrutar de una cena en uno de los mejores hoteles de la isla.