Desde que doña Letizia pasó a formar parte de la familia real española, toda su familia pasó a ser conocida. A pesar de ello, siempre han intentado hacer de la discreción su seña de identidad y mantenerse en un segundo plano, eso sí, sin dejar de apoyar a la Reina y sus hijas siempre que han tenido ocasión.
No es raro que miembros de la familia materna de Leonor y Sofía acudan invitados a los momentos más destacados de su vida. Así se pudo ver durante la confirmación de Sofía, donde no faltaron sus abuelos maternos, o en los Premios Princesa de Asturias, a los que siempre que puede acuda la familia de Letizia, con Paloma Rocasolano a la cabeza.
Telma Ortiz se deja ver con menos frecuencia, pero eso no quiere decir que se sienta menos orgullosa o esté menos unida a la familia de su hermana. De hecho, en una de las escasas ocasiones que ha hablado sobre ella y sus hijas, ha dejado claro que piensa que son “las mejores” para la tarea que les espera en el futuro.
Telma está viviendo un momento ideal en su vida, de nuevo ha encontrado el amor y, tras un tiempo de parón profesional en el que se dedicó a cuidar a su hija, ahora está divide su tiempo entre su vida familiar y la profesional, como parte del equipo de la Fundación Concordia, una entidad que fomenta las relaciones entre intelectuales, políticos y líderes mundiales.
Antes había estado trabajando en la escuela de negocios Eserp, pero lo dejó tras la época de confinamiento, una temporada que coincidió con la consolidación de su relación con Robert Gavin Bonnar, una historia de amor que se confirmó en 2019 y que no estuvo exenta de polémica. El abogado había estado casado anteriormente con Sharon Corr, violinista y miembro de la famosa banda The Corrs.
Al parecer, Telma había sido amiga del matrimonio durante bastante tiempo y era frecuente que coincidieran en Andorra junto a su grupo de amigos. Bonnar se había instalado en Madrid junto a su familia y, por cuestiones laborales, Telma también tenía que viajar con frecuencia a la capital desde Barcelona. La confirmación de su relación con Telma fue también la del final de su matrimonio para el gran público.
Ahora la pareja se siente como en casa en Madrid, se han instalado en un adosado en Soto de la Moraleja que, según recogen en Vanitatis, dista mucho de las lujosas viviendas que se estilan en la zona. A pesar de contar con varios pisos, no son excesivos los metros, lo que hace complicada la organización cuando la pareja recibe a todos sus hijos, según informa al citado medio.
Telma ya tenía una hija, Amanda, nacida en 2008. Bonnar, por su parte, también había sido padre con anterioridad en dos ocasiones, Cathal y Flori nacieron en 2006 y 2007. Juntos, y de la manera más discreta posible, dieron la bienvenida a Erin. Un embarazo y un parto del que apenas se conocieron datos, pero que han llenado a la familia de felicidad.