La infanta Cristina e Iñaki Urdangarin ya están divorciados. Así lo publica este miércoles la revista ¡HOLA!, que asegura que la hija del rey emérito y el exjugador de balonmano pusieron fin a su vínculo matrimonial en los últimos días de 2023, "pero sin descartar que pudieran haber firmado a principios de 2024", justo antes de que Cristina viajara a Abu Dabi con Pablo e Irene para asistir al cumpleaños del rey emérito.
Estaba previsto que firmasen su acuerdo de divorcio en Ginebra, para evitar filtraciones, pero finalmente se llevó a cabo en Barcelona, la ciudad en la que han vivido durante su relación y donde nacieron sus hijos. Los protagonistas optaron por el divorcio notarial, que es la vía más rápida para poner fin a la unión matrimonial, y tuvieron que estar juntos en la firma, algo que es obligatorio.
El medio citado anteriormente confirma que no estuvieron acompañados por sus hijos. Juan, Pablo, Miguel e Irene tuvieron que prestar consentimiento respecto a las medidas tomadas que afectan a sus vidas, pero la ley no exige presencia personal, por lo que "se deduce que estuvieron representados por un apoderado".
Según la revista ¡HOLA!, Iñaki Urdangarin "no recibirá indemnización ni pensión". Las dos partes habrían llegado a un acuerdo para cubrir los gatos comunes de sus hijos y tener los dos "las mismas oportunidades dada la enorme diferencia de ingresos entre ambos. Es una cantidad que variará según las necesidades".
También explican que la propiedad de Bidart seguirá siendo de Cristina, que es la única propietaria, pero su exmarido podrá usarla cuando viaje a la localidad francesa con sus hijos.
"De común acuerdo, hemos decidido interrumpir nuestra relación matrimonial. El compromiso con nuestros hijos permanece intacto. Dado que es una decisión de ámbito privado, pedimos el máximo respeto a todos los que nos rodean. Cristina de Borbón e Iñaki Urdangarin", fue el primer comunicado que emitieron la hermana de Felipe VI y su ya excuñado el pasado 2022.
Tras más de 25 años juntos, la historia de amor entre el exjugador de balonmano y la hija del Rey don Juan Carlos I llegaba a su fin. Unas imágenes de Urdangarin con su nueva pareja, Ainhoa Armentia, fueron el detonante para que el ya exmatrimonio tomara rumbos por separados, aunque con un propósito común: el bienestar de sus hijos. Tal y como avanzó la revista '¡Hola!', las fotografías de su entonces marido con la abogada vasca no le pillaron por sorpresa, pero sí que el gesto que había tenido el padre de sus hijos. De hecho, según apuntó la revista del saludo, tras los años complicados de Urdangarin en la cárcel por el caso Nóos, estaban dispuestos a retomar su vida con normalidad y planes.
Desde entonces, la expareja ha vivido por separado. Doña Cristina, en Ginebra, Suiza, aunque pasando temporadas en Barcelona, ya que es su tierra natal y donde tiene varios compromisos profesionales como su alto cargo en la Fundación La Caixa o la Fundación Aga Khan. Por su parte, Iñaki (tras su salida del bufete de abogados Imaz & Asociados, en donde conoció a Armentia) -y según confirmó la revista 'Semana'- trabaja en una constructora cuya sede está en las afueras de Vitoria, en donde reside.
La separación parecía inminente, pero eran muchos los factores que impedían que se oficializara. El primero de ellos, por su hija Irene, que aún era menor de edad. ¿El motivo? Doña Cristina quiso que no hubiera inconvenientes en cuanto a la guardia y custodia de su descendiente, que por obligación, tendría que haber pasado por el juzgado y, de esta manera, se habría descartado esa opción.
El divorcio entre doña Cristina y Urdangarin se ha hecho esperar pero, finalmente, ya toman definitivamente caminos por separado. Un acuerdo en el que había una parte redactada incluso antes de celebrar esta boda real. Cuando contrajeron matrimonio en octubre de 1997, el ya exmatrimonio firmó un pacto en el caso de que se llegara a esta situación. Unas capitulaciones que establecen las consecuencias jurídicas, como la separación de bienes (así fue su caso también) o la donación propter nuptias.