Hace dos décadas medio mundo estaba pendiente del enlace en la Catedral de Copenhague del Príncipe Federico de Dinamarca y Mary Donaldson, una joven procedente de Australia a la que conoció durante los Juegos Olímpicos de Sídney y que le robó el corazón. Como era de esperar, el enlace, celebrado el 14 de mayo de 2004, congregó a las ‘royals’ de las principales Casas Reales europeas, cuyos looks no tenían nada que envidiar a las principales Semanas de la Moda.
De la ceremonia uno de los recuerdos que quedará en la retina de los presentes (y los que pudieron verla en televisión) fueron las lágrimas de emoción del enamorado Federico al ver a Mary aproximándose al altar. Pero otro de los detalles más comentados, sin lugar a dudas, fue el vestido que lució la australiana. Un modelo que no terminó de convencer a los presentes y que tuvo muchas críticas, pero que sin embargo a día de hoy, veinte años después, podría decirse que se trata de una prenda actual y de tendencia que bien podría servir en una boda de hoy en día.
El vestido lo confeccionó el modisto danés Uffe Frank, discípulo de Armani y uno de los más populares en su país. Un modelo de satén en blanco roto que se ajustaba a la figura de Mary en la parte superior, con un escote chimenea que dejaba los hombros al descubierto y que terminaba en mangas tres cuartos con una ligera abertura que las acampanaba.
La falda por su parte tenía mucho vuelo e incluía ligeros pliegues de satén del mismo tono que caían con delicadeza. Cabe destacar la majestuosa cola del vestido, con varias capas de tul y encaje que se extendían detrás de la novia, creando una estela de ensueño.
En cuanto a los accesorios, lució un amplio velo de encaje con flores bordadas que pertenecía a la familia real danesa y añadió una tiara, regalo de la Reina Margarita y el príncipe consorte, además de unos pendientes de perlas y brillantes. Haciendo un guiño a su Australia natal, el ramo estaba compuesto por algunas de las flores más típicas de allí, integradas con otras de Dinamarca.
Para los más curiosos, ahora dicha prenda está expuesta desde el 22 de marzo en Amalienborg, la residencia oficial de la Casa Real, en una muestra compuesta por diferentes objetos y fotos inéditas del rey Federico en su camino al trono.