La boda de los actuales reyes de España, Felipe VI y Letizia, se celebró el 22 de mayo de 2024, cuando él era aún el príncipe heredero y ella se convertía en Princesa de Asturias al dar el “sí, quiero”. Han pasado 20 años de aquel día que captó toda la atención, dentro y fuera de nuestro país, y para recordarlo te contamos cuáles fueron los históricos platos del banquete nupcial.
La ceremonia de la boda se celebró en la catedral de la Almudena, en el centro de Madrid y junto al Palacio Real. A pesar de la lluvia que inundó la ciudad mientras la novia recorría el camino que separan palacio y templo, la boda transcurrió sin contratiempos y, al terminar, los recién casados saludaron desde el balcón de palacio a todos los que se acercaron a presenciar de cerca el gran momento.
Después, según marca el protocolo, se ofreció un banquete tan sabroso como sobrio, que estuvo precedido por un delicioso aperitivo castizo en el que no faltaron, entre otras delicias, vieiras empanadas, jamón de Jabugo, queso manchego y croquetas, todo acompañado de panes elaborados con trigo blanco e integral.
Tras el aperitivo, en el Palacio Real se sirvió el banquete nupcial, que fue servido por el desaparecido restaurante Jockey, proveedor habitual de la casa real. La elección de los platos se hizo atendiendo a la gran cocina clásica: hojaldre de frutos de mar sobre fondo de verduras, de primero, y un capón asado al tomillo con frutos secos, de segundo. El menú estaba escrito en español y en inglés en cartulina blanca, con lomo en oro y, en el encabezado, las iniciales de los recién casados bajo la corona principesca.
Es costumbre de la casa real no especificar qué vinos se sirven y detallar solo su denominación de origen. Con todo, al parecer, los que se degustaron en la boda real fueron un Imperial Gran Reserva 1994, para el tinto, y Terras Gaudas para el vino blanco.
El famoso pastelero alicantino Francisco Torreblanca fue el encargado de elaborar la tarta nupcial, que destacó por la innovación de construir una serpentina de chocolate en una tarta de pisos. Para acompañarla, no faltó un delicioso vino moscatel Casta Diva que, según la nota de cata, sabe a pasas y nísperos de La Marina.