Se han cumplido 13 años de la boda de Alberto y Charlène de Mónaco, celebrada del 30 de junio al 2 de julio de 2011. Duró tres días, como marca la tradición de la casa real monegasca, y supuso la antesala de un matrimonio que, a pesar de permanecer unido, parece vivir en una crisis continuada. De hecho, sobre la boda pesan los rumores de que la novia había intentado evitarla en varias ocasiones, así que sus lágrimas durante el enlace oficial solo hicieron que alimentar todo tipo de especulaciones. Con todo, Alberto y Charlène siguen juntos, sorteando todo tipo de adversidades y mostrándose como un frente unido. Recordamos cómo fue esta fastuosa boda royal a la que asistieron 400 invitados de diferentes casas reales europeas, además de diseñadores, actores, modelos y deportistas.
El 1 de julio se celebró la ceremonia civil, para la que Charlène llevó un conjunto de color azul aguamarina, formado por un top de escote barco, un pantalón ancho con encaje y blazer de la firma suiza Akris. La elección fue todo un acierto porque a primera vista parecía un vestido, y le sirvió para la noche ya que solo tuvo que quitarse la chaqueta para ir divina. Como accesorios, destacaban los discretos pendientes de diamantes que llevó durante la ceremonia, y el collar de gran tamaño que lució por la noche firmado por Tabbah, con preciosas piedras de colores. Ese mismo día, tras la ceremonia, los recién casados y sus invitados asistieron al concierto del músico francés Jean-Michel Jarre.
Al día siguiente, el patio del palacio fue el escenario de la espectacular ceremonia religiosa, oficiada por el obispo Bernard Barsien, en la que hubo lágrimas, pero también risas y besos. La novia iba espectacular con un diseño de Giorgio Armani perfectamente equilibrado por la sencillez de las líneas, pero con 40.000 cristales de Swarovski y madreperla bordados. Cubrió el rostro con un velo de tul, prendido en un recogido con flores de diamantes, algo que muchos vieron como un homenaje a Grace Kelly.
El acto con el que se puso el broche de oro a los festejos por el enlace entre Alberto y Charléne fue una gran cena de gala en la Ópera y el baile posterior. Charlène de Mónaco volvió a apostar por Giorgio Armani para su look, con un vestido de colección alta costura del diseñador italiano, sin mangas y con volantes. Desde el primer día hasta el último, los novios estuvieron acompañados por los miembros de la casa Grimaldi y los de otras casas reales europeas, con ausencia de la española. Fuera del ámbito royal, destacó la presencia de las modelos Naomi Campbell y Karolina Kurkova, los diseñadores Karl Lagerfeld y Roberto Cavalli, o los actores Gerard Butler y Roger Moore.