Lalla Khadija no será la heredera al trono, esa responsabilidad recae sobre su hermano mayor, pero sí que ha conseguido convertirse en una figura destacada, a pesar de que sus apariciones públicas son más bien escasas. Ella parece estar destinada a suceder a su madre, quien abandonó la vida pública cuando se divorció de Mohamed VI, y de quien parece haber heredado algunos rasgos físicos y muchas de sus características personales.
Lalla Salma y Mohamed VI se enamoraron a primera vista cuando se conocieron en una fiesta privada, por lo menos así se ha contado siempre su historia. La pareja se casaba en una ceremonia íntima en 2002 y juntos tenían dos hijos, Mulay Hassan, nacido en 2003, y Lalla Khadija, quien llegaba al mundo en febrero de 2007. Tras semanas de rumores, se confirmaba que la pareja se divorciaba en el año 2018.
Mientras que su hermano siempre ha estado destinado a heredar el trono (pronunció su primer discurso con ocho años, siguiendo los pasos de su padre), la vida de Lalla Khadija siempre ha sido un poco diferente, pues esta responsabilidad no recaerá sobre ella. Sí que se espera que ocupe parte del espacio que ocupaba su madre y que también ocupan sus tías, aportando una imagen renovada de la monarquía, más moderna y abierta.
Igual que su madre, Lalla Khadija no lleva velo, así se ha mostrado en las escasas ocasiones en las que ha participado en algunos actos oficiales. Sí que lleva el cabello recogido, algo habitual en ella, pues ha optado por ese look también en los momentos más distendidos, como las ocasiones en las que se ha dejado ver en compañía de su madre y de su hermano, yendo de compras o paseando durante alguna de las escapadas que han hecho los tres juntos.
Mientras que su hermano es amante de los coches de lujo, muy aficionado al deporte y al cine, Lalla Khadija se decanta por otro arte, la música, tocando el piano y la guitarra. Estudió en el colegio real, dentro de palacio, y es capaz de hablar español, inglés y francés. Siempre se ha mostrado muy discreta y no son demasiadas las imágenes que se tienen de ella, pero su primer acto oficial en solitario fue a los 13 años. Ahí ya se mostró como lo que es, una joven seria y responsable, consciente de la responsabilidad que supone ser quien es.
Desde el divorcio, la ausencia de Lalla Salma ha hecho que muchas miradas se posen en su hija, sobre quien parecen recaer algunos aspectos que antes representaba su madre. Se dice que el rey ve en ella una forma de transmitir continuidad en la institución, pero también modernidad. Ella, de momento, se muestra discreta, siguiendo los pasos de su madre también en otras cuestiones, como el saber estar, la atención a causas filantrópicas y también a otras un poco más frívolas, pues de ambas se ha destacado su elegancia en el vestir.