El mes de octubre suele ser uno de los más relevantes en lo que a la agenda de la casa real española se refiere. La celebración del Día de la Hispanidad viene seguida, apenas unas semanas después, de la tradicional entrega de los Premios Princesa de Asturias, que cada año reúnen en Oviedo a lo más destacado de mundos como la ciencia, la cultura, la cooperación o las humanidades. El rey Felipe, la reina Letizia, la princesa Leonor y la infanta Sofía han vuelto al Principado, como es tradición, para participar en las distintas actividades y, en especial, en la ceremonia en la que los galardonados son reconocidos, que ha tenido lugar esta tarde. Varias citas que ponen el foco sobre la familia real y, que más allá del rol institucional, suelen dejar algún gesto o escena espontánea relevante. Así ha ocurrido con padre e hija, que han tenido un cariñoso encuentro a la salida.
Dado lo protocolario de cualquiera de los eventos en los que participa el jefe de Estado y su familia, es habitual que la atención del público y parte de los medios de comunicación se pongan sobre todo aquello que parezca salirse del guion estricto de la actividad en la que participen. Los momentos de complicidad, las escenas de mayor espontaneidad o los errores de protocolo tienen un importante eco mediático, al mismo tiempo que ofrecen una vertiente más natural y poco habitual de los miembros de la institución monárquica. En una ocasión como la de hoy, ha habido varios.
Las miradas entre las dos hermanas, entre ellas y su madre, los gestos de cariño con su abuela paterna, la reina Sofía, al llegar al Teatro Campoamor, o con su abuela materna, Paloma Rocasolano, al encontrársela de camino al escenario. El acto central ha dejado algunos detalles relevantes, como los nervios de Leonor al pronunciar su discurso, con la esperanza como hilo conductor y palabras en defensa de la democracia. También la risa y la emoción de la familia real y los presentes al asistir a una actuación sorpresa de Joan Manuel Serrat, Premio Princesa de Asturias de las Artes.
Pero, sobre todo, ha sido en los momentos inmediatamente previos y posteriores a la ceremonia cuando hemos podido presenciar cómo son los reyes y sus hijas en las distancias cortas, ya que la señal en directo de los galardones les ha estado grabando durante todo el tiempo. Es así como les hemos visto charlar y hacer tiempo mientras esperaban a entrar al interior del teatro. También relajarse a la salida del mismo.
Ha sido entonces cuando el jefe del Estado ha querido tener un detalle con su hija mayor. Leonor ha vivido unos Princesa de Asturias especialmente relevantes, al ser los primeros como mayor de edad y los décimos como presidenta honorífica de la Fundación. Además, durante la ceremonia ha habido dos novedades: por un lado, ha sido ella la encargada de clausurar la edición, por otro, su padre ha anunciado, sonriente, que, a partir de 2025, será ella la principal representante oficial de la casa real en los galardones.
Tal vez por eso, una vez han terminado los discursos y reunidos los reyes y sus hijas, en el vestíbulo de entrada, el padre se ha acercado a la hija y le ha dado un fuerte abrazo, al que ella ha respondido acariciándole la espalda. Instantes después, ha sido su hermana pequeña quien ha tenido un gesto cariñoso con ella, con quien ha empezado a hablar luego animadamente. Poco después se ha visto, también, a su madre y a su abuela paterna felicitándola por su papel.
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