Anoche se celebró en el Palacio de Buckingham una cena de gala, la cual fue presidida por el rey Carlos III y la reina Camilla, quien sigue recuperándose de una infección de pecho, y marcó el cierre del primer día de la visita de Estado del emir de Qatar, Tamim bin Hamad Al Thani, y su esposa, la jequesa Jawaher bint Hamad bin Suhaim Al Thani, al Reino Unido. Este banquete fue un homenaje a la reina Isabel II y estuvo marcado por esa elegancia que caracteriza a la monarquía británica. Entre los invitados se encontraba una de las parejas más conocidas a nivel mundial: la de los Beckham, quienes asistieron por primera vez a un evento de esta magnitud en un contexto estatal.
La relación de David y Victoria Beckham con la familia real británica ha evolucionado durante los años, consolidada por su cercanía con los príncipes William y Harry, así como por el impacto global de su imagen como representantes de la cultura británica. David Beckham, quien es embajador de la Copa Mundial de Qatar 2022, fue ubicado estratégicamente durante la velada junto a figuras clave como Naseer Al-Khelaifi, presidente del PSG y empresario catarí. Este contexto subraya su papel como intermediario entre Reino Unido y Qatar en términos deportivos y culturales.
Este segundo banquete de Estado del año, tras el celebrado en junio con los emperadores de Japón, subraya la intención del Reino Unido de reforzar los lazos con Qatar, un país clave en el escenario geopolítico y energético global. La visita del emir incluyó actos como un desfile en Horse Guards Parade, un recorrido por la Abadía de Westminster y la exploración de una exposición en la Galería de Imágenes. La presencia de los Beckham añade un componente mediático y cultural a la diplomacia británica, consolidando su papel como embajadores informales y el talento británico.
La cena, que contó con 180 invitados, fue planificada por el rey Carlos III y la reina Camilla. Ambos supervisaron los preparativos en el Salón de Baile de Buckingham, un espacio emblemático en este tipo de eventos desde 1914. La mesa, dispuesta en forma de herradura, fue decorada con vajilla dorada, candelabros y arreglos florales en tonos rojos, que posteriormente serán donados a organizaciones benéficas.
El menú, diseñado por el chef real, incluyó tartaleta de langosta de Cornualles, faisán de Windsor envuelto en col de Saboya y una bomba helada de vainilla y sorbete de ciruela Balmoral como postre. También se ofreció una opción halal, reflejando la importancia de la diversidad cultural de los invitados. El secretario de bodegas reales seleccionó un maridaje exclusivo que complementó los platos, acompañado por cócteles sin alcohol elaborados con ingredientes como granada y jengibre. La atención al detalle fue tal que el servicio de mesa, conocido como el "Gran Servicio", requirió tres semanas de limpieza y pulido previos al evento.
Suscríbete a la newsletter de Divinity y recibirás toda la información de celebrities y corazón cada semana en tu mail.