Nueva vida para los duques de Sussex. Desde hoy, 1 de abril, que entra en vigor el Megxit, la pareja comienza su independencia lejos de la monarquía británica. En estos últimos meses han sido muchos los rumores e incógnitas sobre cómo será su vida a partir de ahora y, en los últimos días, hasta el presidente Trump ha sido protagonista de esta polémica.
Horas antes de que se hiciese efectiva esta despedida, los que fueron duques de Sussex mandaban su último comunicado para apoyar la causa del coronavirus y agradecer el “apoyo, inspiración y compromiso compartido por hacer el bien en el mundo”. “Esperamos volver a encontrarnos con vosotros pronto. ¡Habéis sido geniales! Hasta entonces cuidaos bien los unos de los otros”, pidieron Harry y Meghan en sus últimas palabras oficiales.
Aunque en los últimos meses se ha dado por hecho que Canadá era el sitio elegido por la pareja para instalarse, lo cierto es que han volado hasta Bel Air, un barrio de Los Ángeles en el que vive la madre de Meghan y que se convertirá finalmente en su hogar. Este repentino e inesperado cambio de ubicación hizo que el presidente Trump se convirtiese en el protagonista de esta polémica.
“Soy un gran amigo y admirador de la reina y de Reino Unido. Se ha informado de que Harry y Meghan, que abandonaron el Reino Unido, residirían permanentemente en Canadá. Ahora que han salido de allí para ir a Estados Unidos. Sin embargo, Estados Unidos no pagará su protección de seguridad, ¡deben pagar!”, escribía Trump en uno de sus tweets.
A pesar de este mensaje de bienvenida por parte del presidente, aún se desconocía quién iba a hacerse cargo de la seguridad privada de la pareja y su hijo Archie. La versión británica de la revista ¡Hola! publicaba hace unos días que un portavoz de los duques de Sussex había confirmado que no tenían “planes de pedir recursos de seguridad al Gobierno de Estados Unidos. Se han hecho los arreglos de seguridad con fondos privados”, una confirmación que ahora cobra más sentido.
Según ha informado Daily Mail, el príncipe Carlos, que ha terminado su aislamiento tras dar positivo en coronavirus, sería el encargado de pagar la protección de Harry, Meghan y el pequeño Archie mientras dure su estancia en Los Ángeles. Se trata de una “contribución privada de la que no se revelará la cantidad, pero podría rondar los dos millones”