Después de que el minimalismo marcase tendencia en casas, tiendas de decoración, oficinas o salas de espera, e impregnase nuestros espacios de la sobriedad más absoluta, somos muchas las que, inspirándonos en series, novelas o revistas, empezamos a explorar ideas que se alejan, casi, hasta el polo opuesto. Hablamos de estilos completamente diferentes que distan de esta tendencia, que, si bien antes nos encantaba, ahora asociamos con lo frío e impersonal. Teniendo en cuenta que todo vuelve, el ‘new victorian look’ regresa con fuerza (y más aún con el estreno de la nueva temporada de 'Los Bridgerton').
Nacido durante el reinado de la reina Victoria en el siglo XIX, el estilo victoriano se caracteriza por su opulencia, detalle y riqueza en cada uno de sus aspectos; siendo fuente de inspiración para los amantes de la decoración clásica. El estilo victoriano, que, en otras palabras, apuesta por recuperar un estilo clásico, palaciego y vintage, busca llenar nuestras casas de detalles del pasado, como las molduras, el terciopelo o las lámparas de araña. ¿Te apuntas?
Una de las claves son los colores oscuros y sofisticados, característica distintiva del estilo victoriano. Apuesta por tonos como el burdeos, el azul zafiro, el verde esmeralda o el púrpura; mezclándolos con tonos neutros como el beige, el crema, incluso el rosa palo (también puedes recurrir al dorado, pero de forma puntual y con cuidado).
El mobiliario victoriano no funciona sin muebles con historia. Busca detalles elaborados, de diseño robusto, piezas antiguas o réplicas de madera oscura y mucha tapicería. Los sofás Chesterfield son lo más en las casas victorianas, así como las sillas de orejas o los tocadores con espejos decorativos.
Hay una parte imprescindible en el estilo victoriano que depende de la decoración, sino del estilo del propio edificio. Hablamos de techos con molduras de escayola o frisos… Si tu bolsillo te lo permite, podrías considerar instalar boiserie, paneles de madera típicos de las casas victorianas. Pero lo que sí depende de ti es el papel en las paredes, especialmente con diseños florales, de animales o patrones de damasco.
Otro detalle fundamental es la iluminación. Si no te fascinan las lámparas y arañas de cristal, te recomendamos las lámparas de mesa con bases ornamentadas y pantallas de tela, así como candelabros y apliques de pared. El objetivo es lograr una iluminación suave y cálida para crear una atmósfera adecuada.
Los textiles son clave en el estilo victoriano. Incorpora cortinas pesadas de terciopelo, tapices o alfombras orientales (los detalles en encaje y bordados también son característicos). Y un consejo: no temas mezclar patrones, al revés. Todo funcionará siempre y cuando mantengas una paleta de colores coherente.
Los accesorios decorativos ayudan -y mucho- a completar la esencia victoriana. Para ello, debes dar con espejos con marcos dorados, cuadros enmarcados con escenas bucólicas, retratos y objetos de porcelana (no son necesarios, pero ahí están) o cristal. Quizá el mayor encanto, si hablamos de accesorios, radique en los libros. ¿Recuerdas esas bibliotecas de película interminables que aparecían en palacios de la época? Aprovecha para recuperar libros de tus abuelos, con esas encuadernaciones de cuero perfectamente cosidas y que son un tesoro.
Las cocinas y los baños también pueden impregnarse de este estilo. ¿Cómo llenar estos espacios funcionales de elementos de época? Para los servicios puedes recurrir a bañeras con patas, grifos de estilo antiguo -aquí el dorado sí es una recomendación- y azulejos. En la cocina, apuesta por armarios de madera oscura, fregaderos de porcelana y encimeras de granito o mármol.
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