Unir la cocina con el salón, derribando tabiques de por medio, es mucho más que una solución para casas pequeñas. Se trata de una tendencia que te permite disfrutar de una cocina a la última, perfectamente integrada con el resto de la casa. Se trata del reflejo de nuestra forma de vida actual, donde el acto de cocinar o el de comer forman parte del mismo tiempo de ocio y placer que puede transcurrir en un salón. Estas ideas de cocinas abiertas te permitirán ganar espacio, es cierto, pero también le darán un aire renovado y super estiloso a tu casa.
Los colores claros, sobre todo el blanco, son ideales para las cocinas, porque dan sensación de amplitud y limpieza. Si unificas los diferentes ambientes con este color y otros tonos claros, crearás un espacio único muy especial. Aprovecha elementos como las sillas o las lámparas para introducir colores más fuertes que sirvan de contraste.
Aunque todo esté unido, se pueden delimitar los diferentes espacios para conseguir orden un armonía en el conjunto. La zona del salón a un lado, el comedor en el otro y la cocina al fondo encajan a la perfección, unidas pero sin llegar a mezclarse las unas con las otras.
En esta casa el salón y la cocina están claramente en la misma habitación. Para darle a cada espacio su propia identidad, nos encanta la idea de la barra con taburetes que forma parte de ambas, al tiempo que las separa. Toma nota del espacio que queda bajo la encimera para que los asientos queden perfectamente recogidos.
En muchos casos, la mesa de comedor encuentra su sitio perfecto entre el salón y la cocina. Es un mueble que puede pertenecer a cualquiera de los dos mundos, y si le das protagonismo, puedes triunfar por todo lo alto, como con esta de madera y mármol. Atención a la elección de las sillas, perfectamente integradas y super estilosas, con un ligero toque mid century.
Aunque nos encanta que la cocina y el salón estén unidos, desde el punto de vista práctico puede que lo ideal no sea que tengan el mismo suelo. Pero este detalla puedes usarlo en tu favor y delimitar el espacio de la cocina con un suelo hidráulico, que diferencie ambos ambientes y que, además, sea un elemento decorativo.
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