La historia de los hermanos Menéndez ha conseguido cautivar a la audiencia, que parece dispuesta a devorar todo lo que Ryan Murphy les ponga en el plato y la serie Monstruos: La historia de Lyle y Erik Menéndez así lo demuestra. La serie cuenta la historia real de cómo estos dos hermanos mataron a sus padres, José Méndez y su esposa, Mary Louise ‘Kitty’ Menéndez, que fueron encontrados muertos en el estudio de su mansión de Beverly Hills.
Esta casa se convertía en el escenario del crimen, una vivienda que como tantas que han sido testigos de crímenes violentos, se ha convertido en protagonista por sí misma, una parte tangible de la historia de los Menéndez que no solo continúa en pie, sino que desde marzo de 2024 (28 años después del suceso) tiene nuevos propietarios, que habrían pagado por ella 17 millones de dólares.
Los nuevos dueños, la familia Lahijani, habría comenzado una reforma en profundidad de la vivienda. Antes de esta venta, una publicación en el portal inmobiliario Realtor sobre ella daba algunos detalles sobre el aspecto actual de la casa, ahora siempre marcado por su oscura historia.
La mansión pasó a ser propiedad de la familia Menéndez en 1988, se la compraron a un amigo de la familia, Mark Slotkin, quien se había encargado de reformar la vivienda a su gusto, pero que tras el divorcio de su esposa, la actriz Robin Greer, decidió venderla. Se estima que Menéndez, empresario de éxito, se gastó unos 3,5 millones de euros en ella.
Tal y como señalábamos, en Realtor se explicaba que se trata de una villa de estilo mediterráneo que, aunque ahora vaya a cambiar profundamente, hasta la fecha se había mantenido como en la época, con siete dormitorios, nueve cuartos de baño, piscina, pista de tenis, bodega y una casa de huéspedes de dos pisos.
De su interior destacan los techos altos, que aportan espacio y amplitud a la vivienda, así como una escalera de caracol en la entrada y suelos de piedra caliza italiana importada, con los que se consigue una elegancia exclusiva y añaden un toque de lujo a la vivienda.
Un detalle que salió a la luz durante el juicio es que la casa tenía las paredes insonorizadas, algo que a simple vista podría ser una ventaja, pero no lo fue para el matrimonio Menéndez, porque impidió que el servicio escuchara las discusiones que tenían lugar en la vivienda y que culminaron en el terrible suceso.
Aunque ahora la vivienda tiene un nuevo dueño, no ha estado vacía durante todos estos años. Con el tiempo se supo que en 1993, William Link, uno de los creadores de la serie Se ha escrito un crimen, la compró y vivió en ella durante ocho años. La vendió en el año 2001 al ejecutivo de telecomunicaciones Sam Delug, quien al aparecer la reformó de nuevo, aunque conservando la fachada, por lo que la visión que aporta Realtor de la mansión tampoco es la que tenía en el momento del crimen.
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