Han pasado ya cinco años desde que Sara Carbonero e Iker Casillas tomaran la decisión de mudarse a Portugal tras el fichaje del portero por el Oporto. Allí han visto crecer a sus hijos Martín y Lucas. También se han enfrentado a importantes retos vitales, tanto por el tumor en el ovario que le diagnosticaron a la periodista como por el infarto de miocardio que sufrió el futbolista el pasado año. Pero las etapas terminan y esta ha llegado a su fin. Tras confirmarse que no volverá a jugar, un nuevo frente se abre para el portero: regresar al Real Madrid para ser el nuevo asesor presidencial de Florentino Pérez. Un cambio que hará que tanto él como si familia vuelvan al chalet de Somosaguas que adquirieron en su día y que ahora podría ser su nuevo hogar.
La familia dispone desde 2014 de esta vivienda de 750 metros cuadrados habitables que está dividida en cuatro plantas. Entre sus habitaciones, la pareja disfruta de cinco dormitorios, seis baños, una cocina, dos salones, un cuarto para el servicio, un extenso jardín con piscina y un salón de juegos, donde los peques disfrutarían de su tiempo libre. A pesar de su amplitud, lo que habría convencido al matrimonio para comprar esta residencia son las excelentes medidas de seguridad que posee, ya que dispone de una vigilancia permanente durante todo el día. Ubicado en el barrio de ‘La Blanca Paloma’, la parte más lujosa dentro de la urbanización La Finca, la pareja habría tenido como vecinos a algunos rostros tan conocidos como Fonsi Nieto o Cristiano Ronaldo.
Además de contar con este tipo de comodidades, la vivienda, que tiene un valor superior a los 2 millones de euros, había estado diseñada en un primer momento por sus anteriores propietarios: Lydia Bosch y su exmarido, Alberto Martín, un prestigioso arquitecto. Dos años después de haber hecho esta compra y ya instalados en Portugal, Sara e Iker decidían reformar su vivienda para decorarla a su propio gusto. A través de sus redes sociales, Carbonero nos ha ido mostrando algunos rincones de esta vivienda, como en una publicación en la que sale tumbada en el salón de su casa, en el que se percibe que la pareja ha apostado en un mobiliario con tonos claros -beige y crema- o en otra en la que se ve a la periodista disfrutar en su piscina de un día de verano.
A pesar de que Sara es muy recelosa con su vida privada, también nos ha enseñado en su Instagram algunas habitaciones de la vivienda de Oporto donde se han instalado durante todo este tiempo. En una de sus publicaciones nos mostraba el salón, en el que también han jugado con los colores claros y que han decorado con algunos detalles personales como: libros, marcos de fotos, jarrones y fotos. Pero la parte más especial de esta casa sería un gran ventanal que cuenta con unas impresionantes vistas al mar. “Cuando entendamos que no es un día más, sino un día menos, empezaremos a valorar lo realmente importante”, escribía Sara a sus seguidores cuando mostraba en sus redes el que podría ser su rincón favorito.