Puede ser que heredes un anillo y te preguntes si realmente son diamantes o no lo que lo decoran. Los anillos de diamantes serán especialmente caros, necesitarán unos cuidados especiales y, sobre todo, tendrán un gran valor. Por eso, si has recibido un anillo de diamantes o quieres hacerte con uno y quieres comprobar que realmente es verdadero podrás acudir a un joyero o hacerlo tú misma sin salir de casa.
Una de las primeras pruebas, que será fácil y barata, es la del vaho. Para ello, deberás colocarlo frente a tu boca y empañarlo con un poco de vaho. En el caso de que este se quede más de dos segundos, el diamante no será verdadero. Los diamantes reales dispersarán el calor de manera instantánea, por lo que no será fácil empañarlos.
También podrás comprobarlo observando la montura y el engaste sobre el que se encuentra el diamante. Los verdaderos no se colocarán sobre un metal que sea barato y suelen estar acompañados de oro. Esto podrás comprobarlo en el sello interior del anillo, donde te pondrá si es de 10K, 14K o Plata.
Una lupa también se podrá convertir en tu mayor aliada, ya que las piedras reales tendrán algunas imperfecciones naturales. También, será normal que aparezcan pequeñas manchas o cambios de color. Todo esto nos indicará que la piedra es real.
De la misma forma, los diamantes verdaderos refractarán la luz y, por tanto, la dejarán pasar. Para ello podrás colocar una piedra boca arriba sobre un poco de papel de periódico. Si puedes leer lo que pone en la página a través de ella el diamante no será verdadera. Las piedras preciosas doblarán la luz, por lo que no podrás leer nada a través del diamante.
También, podrás dejar caer el diamante en un vaso de agua y ver si se hunde hasta el fondo. Las piedras verdaderas se hundirán hasta el fondo del vaso, mientras que el diamante falso flotará en la superficie.
Lo cierto es que si con ninguna de estas pruebas has obtenido un resultado que te convenza podrás consultarlo con un joyero, quien tendrá los aparatos y las herramientas necesarias para distinguir un diamante verdadero de uno falso.