Fajalauza, la fábrica de cerámica de Granada que ha conquistado a Zara: "Hay un nuevo proyecto conjunto"

Entrar por la puerta de la fábrica de cerámica de Fajalauza, en Granada, es dejar atrás el ritmo de la ciudad y zambullirse de lleno en eso que ahora se llama 'slow life'. El tiempo se para y a través de la elocuente charla de José Miguel Márquez Morales 'Chemi' -sobrino del último dueño- se llega hasta la remota Edad Media, tiempo en el que se fundó esta institución granadina. Que siga perdurando está en manos de Chemi y todos los herederos de la fábrica, algo que sienten como una responsabilidad: "Yo desde que nací recuerdo que era tal el peso de la tradición que decía '¿cómo esto se va a perder?' Concretamente en esta generación ha sucedido algo diferente, porque al morir Cecilio Morales Moreno sin hijos su herencia se iba a perder entre muchísima gente, por eso nació la fundación", explica Chemi, quien nos concede una entrevista en exclusiva para Divinity.

La fábrica se dedica a hacer todo tipo de útiles de cerámica, desde lebrillos -barreños típicos de la zona que se usaban para todo- hasta todos los tamaños de cuencos, jarrones y vasos, decorados con los típicos colores de la cerámica de esta ciudad: el azul, el verde y el marrón. También hay algunos motivos que predominan: los pájaros y las granadas, en referencia al nombre de la urbe andaluza. Todo ello sobrevive y sigue tejiendo la tradición, pero se han modificado muchas cosas en la forma de hacer las piezas, sobre todo en lo que tiene que ver con la salubridad de la técnica. "Han cambiado cosas inevitables como el uso del plomo en los esmaltes, por condicionantes sanitarios, y se ha agilizado el trabajo más tedioso del manejo del barro, con máquinas que ayuda. El horno que antes era de combustible vegetal, como ya no se puede, por condicionantes ecológicas y ambientalistas, ahora se usa propano".

Los necesarios avances, con respeto a la tradición

Chemi admite que estos cambios necesarios sí que se aprecian a nivel estético respecto de las piezas que se hacían antaño: "El horno de leña daba una calidad estética que intentamos que se parezca mucho por no llegamos a la misma. Pero hemos conseguido mantener esa forma de entender nuestra cerámica como algo útil. Que sea bello, pero que sea bello para utilizarse y que sea algo que tiene corazón, que está hecho con las manos". Si nos ceñimos a lo estético: "El estaño con plomo daba un color lechoso transparentoso que todavía nos queda para llegar. Estamos haciendo pruebas. Pero la persona que lo entiende lo reconoce".

Pero también insiste en que se respeta el proceso 'de siempre': "Se intenta seguir haciendo a mano todo el proceso igual que se hacía desde siempre, por mantener esa misma filosofía". Y es que utilizan la técnica árabe tradicional del vidriado, un proceso que supuso un gran paso: "El gran salto técnico de la cerámica es cuando se protege la arcilla por una cubierta cristalina que le da una dureza y una facilidad de lavado que es un salto importante. Es una técnica que introdujo la invasión árabe en Europa en el 711 y venía de Mesopotamia. Nosotros estamos muy orgullosos de la conexión con el mundo árabe". Esta técnica, según cuenta Chema se ha ido adaptando a las costumbres cristianas, con las que se introdujo el servicio individual de platos y vasos.

Por otro lado, otro gran cambio se debe a las peticiones que reciben más allá de los colores y diseños que trabajan. "La clientela, en todo su derecho, pide cosas de otros colores, morado, negro, violeta, que no son el color tradicional, pero sí les gusta en la estética tradicional. Aquí tenemos discusiones constantes sobre si nosotros debemos circunscribirnos a lo tradicional, o adaptarnos". En cualquier caso, la cerámica de Fajalauza es plenamente reconocible por su pintura: "Se reconoce en el trazo, en la forma de pintar. Se usa un pincel muy especial que obliga a pintar de una forma muy especial y da un resultado determinado".

Dos proyectos que dan fe de su calidad

Entre esos encargos especiales ha habido uno que supuso un hito para estos ceramistas y es que no hace mucho Zara Home les encargó una colección que dio visibilidad a la cerámica típica de Granada. "Ha sido un impacto tremendo, no tanto a nivel económico, porque la producción a esa escala, casi nos costó el dinero". Desde Inditex quieren repetir, por lo que el beneficio seguramente ha sido mutuo: "Hay un proyecto con Zara Home, se han mandado muestras a Galicia de nuevo para hacer una colección que se está hablando de hacerla".

Algunos años más atrás, en 1950 fue el rey Balduíno de Bélgica quien recurrió a ellos para decorar la piscina de su palacete de Motril, Villa Astrida. Chema muestra orgullo algunas de ellas, que se exhiben ahora en el museo del fábrica: "Estas piezas salieron de esta fábrica en 1950, han estado 50 años en una cochera del palacio", hasta que las hicieron llegar de nuevo a la casa donde se crearon.

La fundación que mantiene la hazaña de sobrevivir

Con el firme propósito de que esta fábrica siga sobreviendo al tiempo, los actuales dueños han puesto en marcha una fundación. "La fundación nace para evitar que esta fábrica se caiga. En una situación en la cual en un plazo corto iba a entrar en un tema hereditario muy complejo dijimos: esto no se puede permitir".

El objetivo de esta es evitar que el alfar histórico se pierda, también apunta Chemi: "Ya que estamos metidos en ello nos damos cuenta de que hay que revitalizar la industria de la cerámica, no ya la que nosotros fabricamos sino también las de otras fábricas de Granada, para que esto pueda dar desarrollo económico a la provincia". Otro objetivo de la fundación, apunta es el desarrollo cultural asociado al espacio y la producción.

La tradición alfarera como atractivo para visitar Granada

Actualmente la Alhambra cuenta con una lista de espera para acceder a su interior completa hasta noviembre. Sin embargo, esto no debe ser impedimento para visitar la tierra de Lorca. Y es que la ciudad tiene otros atractivos ocultos, quizás más populares, como las fábricas de cerámica, donde poder llevarte un cachito de la historia de España a casa, o disfrutar de sus Hammam, espacios diseñados para el relax donde se puede sentir la importancia que el agua tenía en la cultura árabe, de la que tanto se conserva en la ciudad. Recorrer los estrechos callejones del Albaicín, escuchar el amor con el que su gente habla de este rincón de España y saborear sus delicias gastronómicas, son otros tesoros intangibles que bien merecen la visita. Aunque para la Alhambra haya que esperar.

Opciones para alojarse en Granada:

  • Hotel Barceló Carmen Granada. Sus visitas desde la piscina de la azotea a La Alhambra, te conquistarán. Calle Acera del Darro, 62.
  • El Granado Hostel. Se trata de un albergue para disfrutar de la ciudad sin tener que hacer una gran inversión. Calle Conde de Tendillas, 7.
  • Palacio de los Navas. Se trata de un hotel situado a menos de un kilómetro de La Alhambra. Calle Navas, 1.