Gracias al éxito del podcast 'Estirando el chicle', el nombre de Carolina Iglesias se ha convertido en uno de los más repetidos del momento actual. Lo podemos ver en la radio, llenando el Wizink Center de Madrid o, entre otros, en los créditos de diferentes series. Ahora –aunque confiesa que le ha costado mucho sacarlo adelante– también en la portada del libro 'Para siempre es mucho tiempo'. Una novela que, más allá de los temas que aborda –traumas, adultez, sexualidad, amor, mundo laboral, salud mental, etc.– no es tan intensa gracias al humor que caracteriza a Carolina Iglesias.

La novela trata principalmente sobre el peso de la infancia en nuestras vidas adultas. ¿Por qué?

Es algo que tardé en darme cuenta. Me refiero a cómo la infancia y la adolescencia nos forman la personalidad y cómo son una forma para conocernos. Me parecía interesante hablar sobre ello, investigar sobre cómo podemos superar esas heridas del pasado. Pero sobre todo, hablar de ello desde la luz, de que esos momentos ya están atrás, que el presente es otra cosa y que está todo bien aunque hayas tenido un pasado malo.

Ese retorno al pasado le supone una mala experiencia en el presente. ¿Hasta qué punto haber tenido una mala experiencia de pequeños nos puede moldear el ahora?

A todo el mundo, en mayor o menor medida, las experiencias que has tenido en el pasado te marcan. Desde la familia en la que naces, el lugar, el entorno… tanto lo bueno como lo malo te forman la personalidad. Aunque lo hayas pasado mal, no tienes que tener una mala vida después. Pero sí que hay vivencias que te marcan mucho y que cuando eres mayor las sigues recordando. Todo eso te crea la personalidad después.

También es una novela sobre revisar ese pasado. ¿Pierde fuerza cuando lo intentamos revivir?

La idealización es muy peligrosa. Y cuando pasa el tiempo, la evidencia se hace más grande. Cuando recordamos algo, casi seguro que lo magnificamos. Hacerte mayor también es aceptar que cuando eras pequeño todo no era tan increíble.

En ese proceso de aceptar el pasado y los distintos problemas que le van surgiendo a la protagonista no podía faltar el apoyo que supone la amistad

Siempre hemos pensado que la pareja es lo que nos completa. Pero tiene mucho mérito tener amigos y amigas que nos sostengan. Gente a la que acudir cuando todo está bien o mal. Además, esas relaciones, según vas avanzando vas aprendiendo a cuidarlas y te das cuenta de lo que te aportan. Tener amigos es muy muy muy importante. Y no me refiero a un grupo grande, sino personas que estén ahí para ti. Como le pasa a la protagonista: esas amigas que no pueden ser más diferentes, pero que le apoyan aunque vean que se va a equivocar, que se ríen de ella y con ella.

La protagonista es bisexual y muchas veces se duda de su sexualidad. ¿Hacen falta más historias bi?

Yo soy bisexual y tardé tiempo en asumir que lo era porque no tenía referentes. No encajaba bien las piezas porque no conocía a gente a mi alrededor. Aparte de que creo que no está de más que haya diversidad. Todos hemos crecido con historias heterosexuales y creo que la sexualidad del protagonista no cambia nada. A mí me parecía que fuera así y también que no se cuestionara. Desde fuera sí, pero no ella misma. Su sexualidad es de las pocas cosas que tiene claras.

Por otro lado, hay mucha crítica a las 'heteropero'. ¿Quiénes son?

Son víctimas de la sociedad que sabe las connotaciones negativas que tiene ser del colectivo. Ser del colectivo te obliga a salir del armario constantemente, a la homofobia, etc. La figura de la 'heteropero' se divide en dos: las personas que no se atreven a aceptar su sexualidad y las que se toman el estar con una chica como un juego. Esto último es lo que más critico porque en el otro lado hay sentimientos.

También a los hombres. Con especial énfasis a los poetas de los dos mil

No pienso en nadie concreto y pienso en todos a la vez. Son esos hombres que usan frases intensas, que tienen las uñas pintadas, los que se ligan a todas las alumnas de su curso de poesía... Hay muchos así, lo que es preocupante.

La obra está repleta de referencias pop a los 90: Tamagotchis, OT, Natalia, Chenoa... ¿Por qué incluirlas?

Porque tiene que ver mucho con la nostalgia. Todo esto es muy generacional. Quería ponerlo desde lo más profundo: desde la chica que más te gustaba del instituto hasta el juguete que nunca pudiste tener. Todo esto te permite aferrarte a ellas para seguir en esa etapa.

Con lo que hemos hablado podría parecer una novela triste, dura, pero se respalda en el humor

A mí me preocupaba que la protagonista diera mucha pena. Todos hemos pasado por momentos más complicados, pero quería que ahora estuviera en un buen momento. La protagonista, aunque lo haya pasado mal, tiene mucho sentido del humor. Yo creo que en las situaciones más tensas y tristes, el humor nos salva. Quería que fuera lo más realista posible, pero el sentido del humor es lo que consigue salir de ahí.

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