Es difícil toparse con un personaje mejor construido que el de la Juani. Y no por el mérito de Bigas Luna, que también, sino por el fenómeno que se formó con aquella jovencísima actriz de Chamberí que fingió ser de (otro) barrio para meter la cabeza en el cine. No existía mortal en la industria que no tuviese una opinión formada sobre ella. Su exposición fue tal que tanto escrutinio casi le mina la autoestima. Y aunque costó sobreponerse del boom, dos años después se empoderó. Papel a papel demostró que la Echegui actriz daba mucho más de sí. Y una vez conseguido, tocaba centrarse en un reto paralelo: el de no perder por el camino a la Vero de siempre.
Su carrera ha sido una prueba de resistencia. Trabajar la aceptación, asumir los errores y aprender a priorizar le han ido ayudando a superar retos. Pero lo que le hizo clic fue darse cuenta de que nada es importante. Que nunca pasa nada. Y que en algo tan loco como esto solo queda disfrutar. De esto tan trascendental, de qué es el éxito y qué es el fracaso, de las leches de realidad que se da una cuando tiene demasiadas expectativas, habla '3 caminos', su última serie para Amazon Prime. Y de esto también hemos querido hablar con ella. Porque no es tan complicado ir tomando decisiones en función de lo que a uno le da la gana. Y si no, que se lo pregunten a Verónica Echegui.
Pregunta: ¿Qué tenían ‘3 caminos’ y el personaje de Raquel para que te lo propusiesen y dijeses: venga, me apetece estar en esta historia?
Respuesta: Me gustó mucho que fuese un proyecto internacional con actores y actrices de otros países. Eso lo primero. La historia en sí, que se dividiese en tres periodos para reflejar la evolución en la amistad de los protagonistas, me llamó la atención. Y también Raquel, mi personaje, porque me gustaba mucho cómo estaba escrita.
P: Esta serie trata temas tan trascendentales como el éxito y el fracaso, el contraste entre las expectativas y los golpes de realidad. Cuando decidiste ser actriz, ¿te imaginabas que sería así?
R: Creo que la que ha cambiado he sido yo. Como yo he cambiado, mi relación con el trabajo también lo ha hecho. Los sueños que tenía con 18 años no son los que tengo ahora. No es que me haya encontrado con un mundo que no era como yo esperaba, sino que ha cambiado mi manera de verlo, y mis expectativas o dónde pongo el foco han variado.
P: Tu personaje aprende a descubrir la felicidad más allá del éxito profesional. ¿Sientes que tú también has llegado a alcanzar ese punto? ¿O cuesta?
R: Yo creo que he llegado a ser consciente de lo que para mí es la felicidad, y eso me ha dado mucha tranquilidad. No siempre me siento feliz, pero sí me siento muy agradecida de la vida que llevo y de poder disfrutar de la gente. Ahora sé valorar muchas cosas que antes no valoraba, porque ahora tengo claro qué es lo importante para mí. Eso me hace estar ubicada.
P: En tus inicios llegaste a sentir el ‘síndrome del impostor’, te costaba creerte todo lo que te estaba sucediendo. ¿Has tenido que trabajar la aceptación?
R: Lo que he hecho es aceptar el miedo a equivocarme. Cuando empecé con 'Yo soy La Juani' fue un boom muy potente, viví en un entorno en el que me sentía admirada y a veces expuesta, sentí la responsabilidad de ser la mejor. Desde ahí no puedes construir algo ni sano ni libre, no puedes disfrutar del todo. Durante dos años estuve en ese punto hasta que decidí atravesar ese miedo a hacerlo mal, a no gustar, a equivocarme. Si como actriz no llego a ciertas cosas, no pasa nada. Poco a poco fui trabajando en ese sentido, y al acompañarme, escucharme y ver lo malo de mí misma empecé a ganar confianza. Lo más importante es que al final del día esté a gusto con lo que hago, que haya disfrutado de cada momento, porque si no no tendría sentido el camino.
P: La gente alucina cuando cuentas que te has eliminado WhatsApp. ¿Te mola provocar con cosas como esta, con decisiones que para algunos son locuras absolutas?
R: Este tipo de decisiones las tomo por un sentimiento. ¿Que me divierte provocar cosas en la gente? Sí, siempre ha sido así. Pero no todo lo que hago tiene la intención de provocar. Vivo la vida poco a poco, y me alegro de tomar decisiones que, aunque los demás no lo vean así, para mí tienen un sentido. Con el tema de quitarme WhatsApp, por ejemplo, mi familia ha estado indignada, ha provocado alguna que otra discusión. Pero es que si alguien me dijese lo mismo, yo le diría: 'Pues me parece muy bien'. A mí no me provoca ningún conflicto, me sorprende que para otros sí. También se puede llamar por teléfono. Es una dicotomía, al final, porque yo respeto mi forma de ver la vida y, aunque me divierte, no entiendo por qué la gente lo ve todo tan complicado. El problema no lo localizo.
P: Al final lo que quieres es que te dejen hacer lo que te dé la gana...
R: Respetando a los demás, sin hacer daño a nadie, pero hacer lo que me dé la gana me parece algo tan respetable como todo lo contrario. Yo también podría decir: 'Oye, ¿por qué estás todo el día pegado al teléfono?' Yo no me meto nunca en ese tipo de decisiones.
P: Lo de quitarte WhatsApp lo hiciste para que no te localizasen tan fácilmente. Eso, con las redes tan presentes, es complicado. ¿Cómo te llevas con ellas?
R: He ido por rachas. En los últimos dos años, con Instagram me he llevado guay porque subo cosas, sobre todo por curro, y no estoy metida todo el día. Me regulo a mí misma para no engancharme. En Twitter solo me meto en mi bandeja, retuiteo lo que me mandan, y chimpún. Prefiero ver noticias por la mañana, entender un poco lo que está ocurriendo, y ya está.
P: Actuar es una cosa, pero ser actriz implica mucho más que eso. Entrevistas, sesiones de fotos, estar siempre expuesta... ¿Disfrutas de todos esos extras que revolotean alrededor de tu profesión?
R: Yo disfruto de todo lo que tiene que ver con mi profesión. Lo veo como una extensión de ello. Siempre intento buscar el aprendizaje de todo, aunque sea una sesión de fotos. A día de hoy lo veo parte de un teatro, no me lo tomo demasiado en serio. Por eso creo que lo disfruto, porque no le doy importancia. Para mí tiene su parte divertida, porque con los años me ha hecho ver que son parte de mi trabajo. Es superimportante vender lo que he hecho, me comprometo con los proyectos porque estoy deseando que lleguen al público. Y eso es el 50% de mi trabajo.
Eso sí, yo he tenido momentos de todo. Creo que en un proceso como este debería haber libertad para sentir lo que le dé la gana en cada momento. Esta es una carrera llena de obstáculos, muy larga, y si estás trabajando a tope y apenas tienes tiempo de ocio claro que echarás de menos tener ratos para ti. Depende del momento vital de cada uno, no creo en las fórmulas.
P: Aunque la expresión esté muy manida, tú entras en la lista de actrices españolas que han dado 'el salto a Hollywood'. ¿Cómo fue ese momento en el que te diste cuenta de que te reconocían en otros países por tu trabajo? Debió de ser un shock.
R: Me pasó con una serie inglesa, y la verdad es que me hizo gracia. Incluso en España me llegó a parar un inglés alguna vez. Yo he viajado mucho por el mundo, pero no te puedo decir que me haya pasado lo que puede vivir Penélope Cruz, que la conocerán en todos los países del planeta. Yo nunca he tenido un momento tan shockeante como para decir: 'Oh, dios mío, ¿qué ha pasado?'
P: ¿Estás harta de que te sigan hablando de la Juani? ¿Crees que te lo tuviste que currar más de la cuenta para romper con un personaje tan estereotipado como aquel?
R: Qué va, le tengo un cariño inmenso, pero sí que es cierto que al principio me lo planteé así. Sentí que era muy importante saber elegir otros personajes para que se supiera que yo no era solo La Juani, que era capaz de hacer otras cosas. Y eso ha llevado su tiempo. No sé si lo que elegí después fue bueno o malo, pero mis decisiones las tomé desde ahí.
P: ¿Cómo vives ese ‘empoderamiento del barrio’ que estamos viviendo a nivel cultural? Porque cuando hiciste la Juani era un concepto que no tenía buena prensa...
R: Esto me demuestra que Bigas Luna fue un visionario tremendo. Cuando estábamos grabando la peli me dijo: 'Verás cómo el extrarradio marcará las tendencias de la ciudad'. Y claro, en ese momento no estaba visto de la misma manera, así que me encantaría que Bigas hubiese visto lo que ha sucedido porque habría disfrutado mucho de ver que efectivamente tenía razón, y me sorprende y me encanta que así haya sido.
P: En alguna ocasión has denunciado situaciones de acoso sexual que has sufrido en la industria del cine. Cuando saltó el Me Too, ¿tuviste sensación de alivio? ¿Pensaste: ‘por fin’?
R: Me alegré muchísimo de que se empezase a valorar y a tener en cuenta las experiencias que hemos pasado las mujeres durante tanto tiempo. Sobre todo me gustó que se nos diese credibilidad, que empezásemos a tener una voz que llegase a algún lugar. Antes denunciar era un tema porque lo primero que creías era que iban a desconfiar de ti. Ahora las cosas han cambiado y por fortuna se nos escucha, se toma en serio esta realidad tan evidente. Llevamos tanto tiempo en estas condiciones que lo que me gustaría sería que el movimiento llegue a otros países y otros ámbitos en los que también sucede y no se habla.
P: Acabas de estrenar 'Tótem Loba', tu primer corto como directora. ¿Sentiste que te la jugabas?
R: La verdad es que tenía tantas ganas de contarlo que he tenido muchas menos inseguridades que cuando trabajo como actriz. Dirigiendo me he sentido muy segura y muy tranquila. La angustia lo he tenido por que saliese adelante, porque era un proyecto muy complejo, pero había algo que me decía: 'Oye, que yo puedo de sobra'. Miedo no he sentido, todo lo contrario, tira para delante siempre, aceptando desde el principio que si no me hubiese salido bien habría sido un aprendizaje. Al ser una historia que había experimentado en primera persona tenía las cosas muy claras.
P: En este último proyecto has sido tú quien tomaba las decisiones. ¿Te ha tocado escuchar muchas veces eso de ‘cállate, que tú no tienes ni idea’ en tu carrera como actriz?
R: Nunca me han dicho eso exactamente, pero he percibido esa energía de otra manera. Ha pasado que no he sentido interés hacia mi opinión, pero nunca me he sentido ofendida por ello. La prepotencia es del otro, no es mi problema. Cuando me he encontrado con hombres de este tipo no me ha importante porque yo sé que mi opinión es valiosa, no necesito que me lo valide nadie. Creo que cuando le das ese valor al otro eres una víctima. Si sabes lo que eres, lo que sientes, y estás de acuerdo con eso, que los demás se sienten por encima o por debajo me da exactamente igual.
P: Cada vez que tanto Álex como tú habláis el uno del otro se respira admiración mutua. Supongo que será un puntazo tener de compañero a alguien que entiende tan bien cómo es tu trabajo.
R: Lo bueno es que él es él, y como es él y encima estamos trabajando en lo mismo me ayuda muchísimo. Me trae muy a tierra, siempre me da un punto de vista claro, me ayuda mucho a ubicarme, a colocar cosas. Nos echamos un cable mutuo, nos ayudamos y nos acompañamos. Y como disfrutamos de lo que hacemos, nos gusta compartir lo que estamos haciendo en cada momento. Con 'Explota, explota', por ejemplo, me aprendió a fingir que no sé bailar. Me divertí un montón.
P: En la serie habláis de tres caminos que se dividen en tres fases vitales. Las dos primeras ya las has superado. ¿Cómo te imaginas que estarás en esa tercera etapa, en la de los 45?
R: Me gustaría estar en paz conmigo misma, que es lo único que me importa. No sé hacia dónde irá mi vida, y la verdad es que no me gustaría planificarlo. Prefiero ir viendo qué me va deparando el destino. Nada depende de mí, quiero estar feliz, el envoltorio no me importa tanto.
P: Acabas de ser nominada al Goya por ‘Explota, explota’. ¿Les das importancia a los premios o es algo que no te aporta en exceso?
R: En este momento de mi vida no puedo estar más tranquila con este tema. Cuando en el pasado me nominaban al Goya sí tenía las ganas o la necesidad de ganarlo. Este año, sin embargo, ha sido más como: 'Qué alegría, qué regalo'. Porque me han votado mis compañeros y porque el personaje ha gustado. Con respecto a que me lo den o no, siento mucha tranquilidad. Estar en el candelero me hace ilusión, porque yo trabajo para que guste lo que hago. Que me lo den o no ya no es tan importante.