Darío, el hijo de Feliciano López y Sandra Gago, celebró su segundo cumpleaños el pasado 4 de enero. Su llegada al mundo fue el comienzo de una experiencia transformadora para el deportista de élite, quien no puede evitar desbordar de emoción al hablar del pequeño, con quien guarda un gran parecido. Para el tenista, cada momento que pasa con él es un regalo invaluable, lleno de amor, aprendizaje y alegría. Una sonrisa sincera se dibuja en sus labios cuando habla de este niño, a quien desea encender la pasión por una actividad que ha sido primordial en su propio camino.
"Me gustaría que cuando sea un poco más mayor, empiece a hacer actividades extraescolares, todas las que haya. Yo hice mil deportes de pequeño, hice natación, fútbol, tenis... Hacía de todo porque a mi padre le encanta el deporte y creo que eso me ha ayudado mucho para la vida y también para el tenis", explica el propio Feliciano en una reciente entrevista con la revista ¡Hola!, donde ha compartido su punto de vista sobre el futuro profesional de Darío.
El toledano tiene claro que apoyará a su hijo si quiere seguir sus pasos, aunque asume que esto es "muy difícil", puesto que "no todo el mundo" es capaz de renunciar a tantas cosas como él y sus compañeros han hecho en su camino hacia el éxito deportivo. "Que haga lo que quiera y lo que le haga feliz. Si quiere jugar al tenis, porque me ha visto a mí (la verdad es que le encanta, va con su raqueta y hace lo que puede), porque le pica el gusanillo, pues bien", no pondrá ningún impedimento.
En sus declaraciones deja claro que su intención es "inculcar el tema del deporte" al niño desde una temprana edad, pero no está dispuesto a ser "el típico padre, que he visto muchos, obsesionados con que su hijo sea deportista de élite". Con el fin de argumentar su postura respecto a este asunto, Feliciano ha recordado en la citada publicación su propio recorrido personal.
"Yo me fui de mi casa con 14 años, solo por el mundo, me han pasado muchas cosas y no he tenido cerca a mi familia. En ese momento en mi carrera, cuando era más joven, tenía muchas dudas de si merecía la pena o me iba a ver con 25 años sin haber estudiado y sin una carrera exitosa en el mundo del deporte", recordaba Feliciano las adversidades y los desafíos que tuvo que acatar al decantarse por el tenis. "Luego tuve la suerte de conseguir muchas cosas, pero eso le pasa a uno entre un millón. Por eso, lo que quiero es que mi hijo sea feliz, que, haga lo que haga, sea feliz", reivindica.