Este fin de semana se ha hecho pública la ruptura de una de las parejas de comunicadores más destacados de nuestro país. Manuel Campo Vidal y María Rey se separan tras veinticinco años de matrimonio. Dos décadas y media en las que ambos, paralelamente a sus destacadas trayectorias profesionales, han formado una familia numerosa con los nacimientos de sus tres hijos en común. El fin de la relación ha sido, según se ha conocido estos días, en buenos términos y el contacto sigue siendo frecuente. Entre otros motivos, por la mayor prioridad de ambos: Iria, Iago y Nacho, sus tres descendientes. Analizamos qué es lo que se sabe sobre sus respectivas vidas.
Fue este pasado sábado cuando trascendía el fin de la relación entre ambos periodistas. Los dos han tenido amplísimas carreras profesionales, trabajando en distintos medios de comunicación, con diferentes puestos y responsabilidades. Campo Vidal llegó a ser, durante doce años, presidente de la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión de España, y actualmente está centrado en su productora y en sus labores directivas en distintos proyectos relacionados con la comunicación y la formación en negocios. Por su parte, Rey, trabaja actualmente delante de las cámaras como presentadora de '120 minutos' en Telemadrid, labor que compagina con la presidencia de la Asociación de la Prensa de Madrid.
La expareja ha sido siempre tremendamente discreta por lo que se refiere a sus vidas personales. Y así ha ocurrido con la noticia de su separación, que pudo comprobar La Otra Crónica de El Mundo. Según se cita en el diario, esta ha tenido que ver, exclusivamente, con el desgaste de la relación con el paso del tiempo, descartándose por completo grandes problemas entre ellos ni terceras personas que hayan influenciado la decisión. Los dos no piensan por ahora en el divorcio, y mantienen el respeto y cariño mutuo por sus retoños, con los que quedan a la vez a menudo pese a la ruptura.
Tres son los hijos en común de Manuel y María, que, ella relataba en una entrevista para ¡Hola! en los últimos, han convivido, además, con Claudia y Pau, los dos hijos que Campo Vidal tuvo durante su primer matrimonio con Francesca Canelles Portella. Todos ellos han mantenido siempre un vínculo muy estrecho, y tanto las redes sociales de su progenitora, como las suyas propias y algunas intervenciones públicas y entrevistas, nos han permitido conocer cómo son y en qué andan Iria, Iago y Nacho Campo Fernández, de veinticinco, veintitrés y veintiún años.
La primogénita de la familia estudió Filosofía Política y Economía con Historia en Países Bajos y vive actualmente en Bruselas. Aunque ha coqueteado con los medios de comunicación, llegando a trabajar incluso con su padre en una serie documental haciendo de documentalista, su mundo es otro: el de la política. Trabaja en el Parlamento Europeo y en el pasado ejerció la coordinación del Consejo de Empleo, Políticas sociales, Salud y Consumidores (EPSCO). Además, está muy involucrada en todo lo referente a la moda sostenible, de la que es una gran aficionada. Físicamente, en sus redes sociales se repiten los comentarios sobre el gran parecido con su madre.
Iago, el mediano, está rematando sus estudios universitarios: cursa Administración y Dirección de Empresas y un máster en 'Data Science'. Algo que compagina con su trabajo en Celver, una empresa centrada en llevar internet a las zonas rurales, un tema en el que está volcado y por el que recientemente ha recibido el Premio en Emprendimiento Satelital en 'Innovations Days', una iniciativa de Hispasat. El veinteañero reconoce que, como de sus hermanos, sus progenitores están muy orgullosos de su trayectoria. "Estoy muy agradecido con los padres que tengo", decía hace unos días en una entrevista a ABC.
Por su parte, Nacho, el benjamín del clan cursa también su formación universitaria, alejado del sector de la comunicación como sus hermanos mayores. En su caso, está estudiando Administración y Dirección de Empresas e Ingeniería Informática. Y más allá de esto, cultiva una importante faceta como DJ con la que, como contaba Iago en la citada charla, ya se "gana la vida", pinchando en locales de Madrid, pero también de la geografía peninsular y del extranjero, como México o Italia.